Ediciones Encuentro ha comenzado el año con una publicación feliz y necesaria. Me refiero a este libro que firma nada más y nada menos que Manuel García Morente (1886-1942), espejo de profesores de Filosofía, príncipe de los traductores de Kant e intelectual deslumbrante de la primera mitad del siglo XX. Los lectores lo conocerán, sin duda, por el relato de su recuperación de la fe católica en 1937, El hecho extraordinario. Con él llega a los escaparates de las librerías lo más granado de la filosofía española del siglo pasado.
Esperanza de España agrupa dos conferencias que el autor dio antes y después de la Guerra Civil y, entre una y otra, media toda una vida que sintetiza Jaime Urcelay en una presentación que, en realidad, es un prólogo erudito y utilísimo. El primer texto, que da título al libro, es una conferencia inédita que impartió en el Teatro Nacional de Tetuán en 1934, invitado por el Club Rotario de la capital del Protectorado Español de Marruecos. Es el único escrito anterior a la recuperación de la fe dedicado a la cuestión de España. Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid, estaba en la cima de su producción intelectual.
En este primer texto, destaca una reivindicación de España como nación dotada de razón histórica y de una doble misión: «Servir de defensa y de contención frente a la invasión árabe» y «expandir la cultura occidental europea por el Nuevo Mundo». Tal vez estas cosas no resulten populares en nuestros días, pero eso solo es razón de más para leer con detenimiento el libro. Prosigue afirmando que «lo que el alma española quiere es un mundo en donde cada alma, sea la que sea, lo sea con dignidad moral». El texto tiene párrafos de una enorme belleza literaria: «Esta historia de España nuestra, tan variada, tan diversa; este idioma nuestro, nos ha hecho ver, palpitando en el fondo del ser español, la afirmación de la dignidad propia, de la seriedad moral». Esta defensa de la seriedad en un tiempo en que todo ha de ser gracioso, simpático y fotogénico me resulta seductora.
El segundo texto es igualmente interesante: «Ideas para una filosofía de la historia de España». Es un discurso pronunciado en la apertura de curso en la Universidad Central en 1942. Apenas le quedaban dos meses de vida. No solo había recuperado la fe, sino que había sido ordenado sacerdote en 1940. Aquí se hace presente la ausencia que atraviesa el primer texto: la cuestión de Dios, la fe católica y la historia de España, estrechamente relacionadas a lo largo de los siglos. «En el hombre hispánico la religión no es una dimensión de la vida, sino la aspiración más profunda del alma […]. Y sobre esta base, la hispanidad se representa […] como una misión, como una vocación divina, que consiste en purificar, en despojar […] la persona humana, tanto la individual, como la nacional o la […] mundial».
García Morente encuentra la representación de este ideal en el «caballero cristiano». Señala que «el dinamismo ascético —que constituye el fondo más auténtico del alma hispánica— exprésase admirablemente en las virtudes guerreras del caballero, paladín de las causas grandes, defensor del bien […] magnánimo frente a la mezquindad, valeroso, resuelto, sufrido, sobrio». No me parece un mal ideal si lo comparamos con lo que ofrece nuestro tiempo.
Este segundo texto termina con palabras de esperanza que, de alguna forma, enlazan con el primero: «España […] puede esperar con firme confianza en el porvenir. Se ha jugado su vida histórica a la buena carta. Se ha vinculado inquebrantablemente con Cristo. Y Cristo siempre es, a la postre, el que triunfa gane quien gane». Esta esperanza nos atrae y nos gana definitivamente. El discurso tiene una fuerza formidable porque suma a la erudición esta confianza en que España no depende solo de sí misma, sino de ese vínculo inquebrantable.
Manuel García Morente
Encuentro
2024
150
16,50 €