El equipo sinodal abre su correo al público
«La Iglesia en España está muy implicada con la fase diocesana del Sínodo, y este trabajo se está llevando a cabo con ilusión y esperanza». Es el balance de Luis Manuel Romero, director de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, cuatro meses después de que arrancase esta etapa. Además, «se está percibiendo un mayor entusiasmo por parte de los laicos, mucho más que del clero, lo que subraya la importancia del sacramento del Bautismo», asegura el también secretario del equipo sinodal de la CEE.
El equipo, formado por laicos, sacerdotes y consagradas, se reunió por última vez hace dos semanas. «Lo primero que hicimos fue comentar los ecos que produjo el comunicado que sacamos tras la Navidad, que pretendía animar el trabajo tras el periodo vacacional y ante la sexta ola de la pandemia». Según Romero, «ha sido valorado muy positivamente, incluso desde el Vaticano». Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo, «elogió la iniciativa y la cercanía con los grupos de las diferentes diócesis».
En el encuentro, el equipo de la CEE también decidió el envío de un cuestionario a las diócesis «para continuar recabando datos del proceso, y para ponernos a la escucha de todo lo que nos quieran hacer llegar». El documento se mandará en los próximos días y, cuando se reciban las respuestas, convocarán a los responsables diocesanos a una reunión, a principios de marzo, «en la que se hará una síntesis de los datos y habrá un momento de formación y otro de diálogo y escucha».
En esta misma línea, el equipo sinodal ha decidido hacer público su correo electrónico –secretariasinodo@conferenciaespicopal.es– para que cualquier persona, también los que no participan de la vida de la Iglesia, pueda hacer llegar sus dudas, sugerencias, aportaciones e inquietudes.
El último punto del orden del día fue la asamblea final de la fase diocesana, que se celebrará el 11 de junio en Madrid. «Estuvimos haciendo una lluvia de ideas sobre el programa. Vimos importante que estuviera representado todo el pueblo de Dios, especialmente los laicos, y también personas alejadas y de otras religiones», asegura Romero. «Queremos que sea una asamblea festiva, con una parte celebrativa y un tiempo para escucharnos. La idea es rematarla con un mensaje de esperanza y un envío para seguir caminando».