El Dioce, el equipo de la Iglesia que triunfa en la Copa del Rey
El Club Deportivo Diocesano está vinculado al colegio de la diócesis de Coria-Cáceres, con quien comparte escudo. Su lema es Fe, Valor y Coraje. Eliminó al Zaragoza y en diciembre se enfrenta al Getafe
El del pasado 13 de noviembre iba a ser el partido más importante de la historia del Club Deportivo Diocesano de Cáceres, un modesto club vinculado a un colegio católico de una diócesis, la de Coria-Cáceres. Y lo iba a ser porque participaba, por primera vez, en una eliminatoria de la Copa del Rey, competición a la que accedió tras proclamarse la temporada pasada campeón de su grupo de Tercera Federación, la quinta categoría del fútbol español. Era el premio, junto con el ascenso de categoría, por su gran campaña.
Le tocó un histórico, el Real Zaragoza, hoy en Segunda División, que tiene en su palmarés nada menos que seis Copas del Rey y una Recopa europea. Pero ese partido, que iba a ser el más importante de su historia y que tuvo que jugar en un campo diferente al suyo por exigencias televisivas —en el del municipio vecino de Arroyo de la Luz, con capacidad para 2.000 espectadores—, ya no lo fue. Ganaron por 1-0 gracias a un gol de penalti y ahora lo será el que jugarán dentro de poco menos de un mes contra el Getafe, de primera división, también a partido único.
Además de la sorpresa de que un club modestísimo haya eliminado a otro de superior categoría, con un presupuesto infinitamente más amplio, la particularidad del Diocesano —Dioce, como lo llaman sus aficionados—reside en el vínculo con el colegio del obispado. Vamos, que es un equipo de la Iglesia. Y no hay muchos en estas categorías, salvo el UCAM de Murcia.
«El colegio se fundó en 1965 y el club fue de la mano desde el principio. Nació por iniciativa de un grupo de profesores para dar salida al deporte y, en concreto, al fútbol, que es lo que más se practica. De hecho, el Dioce tiene su sede social en el colegio y lo gestiona un presidente que ha sido antiguo alumno», explica en conversación con Alfa y Omega el actual director del Colegio Diocesano de Cáceres, Jesús Pedro Batuecas.
Un colegio humilde
Aunque su personalidad jurídica es diferente, los vínculos están por encima. Comparten escudo y valores. El lema es Fe, valor y coraje. «El ideario cristiano se transmite a todos los que juegan al fútbol en las distintas categorías», añade Batuecas. Porque el Dioce es fundamentalmente un equipo de cantera, con numerosos equipos de niños y jóvenes, algunos de los cuales entrenan todos los días en las instalaciones del colegio. Muchos pertenecen al centro, aunque también los hay de fuera, y los entrenadores y demás cuerpo técnico también son de la casa. Solo un ejemplo: el preparador físico del equipo sénior, el que ganó al Zaragoza, es el director de Educación Secundaria. «Es una gran alegría e ilusión que el equipo de fútbol ponga el nombre del colegio en lo más alto. Somos un centro concertado y humilde», añade el director. En total, cuenta con cerca de 800 alumnos en todas las etapas, desde Educación Infantil hasta Formación Profesional de Grado Superior. Se puede entrar desde los 0 años.
Alfonso Abreu es hoy el presidente del Diocesano. Antes fue alumno del colegio y jugador del club desde prebenjamines —6 y 7 años— hasta el primer equipo, el de los mayores. Como el resto de directivos se desvive por amor a los colores para que este proyecto salga adelante, pues todos tienen sus ocupaciones profesionales más allá de este deporte y familias a las que restan horas. Una señal en un deporte —se está viviendo de forma particular en Catar y habitualmente en fútbol profesional— donde el dinero manda por encima de valores e incluso derechos. «Lo que hemos conseguido era algo impensable. Vamos pasito a pasito haciendo historia del club y del colegio. Las cosas se están haciendo bien y este es el premio a tanto trabajo y sacrificio», confiesa a través del teléfono a este semanario.
A pesar del éxito, Abreu mantiene los pies en el suelo y anima a disfrutar de este momento. Al fin y al cabo, sostiene, el Dioce tiene límites a nivel económico, lo que va a impedir con bastante probabilidad que pueda seguir ascendiendo en categorías o incluso mantenerse en la que está. «Van a llegar los momentos malos, puede que haya un descenso. Por eso hay que celebrar este momento y ser conscientes de que somos un club de cantera y que en este campo es donde tenemos que trabajar. El resto es un premio. No debemos distorsionar la realidad. Somos un equipo de colegio y de cantera», subraya.
De hecho, cuidan especialmente la educación y la formación de los chicos que juegan en sus equipos. «La educación es primordial para nosotros. Siempre que llegan jugadores de fuera del colegio nos preocupamos por que tengan una ocupación además del fútbol, ya sean estudios o trabajo. Somos una continuación de la educación que se ofrece en el colegio. A todos los que hemos pasado por el club nos han inculcado valores que nos sirven para la vida», añade el presidente.
El Club Deportivo Diocesano volvió a su realidad el fin de semana pasado con un empate ante el Unión Adarve madrileño en su campo. Sigue en la lucha por salir de los puestos de descenso en Segunda Federación (cuarta categoría) y mirando de reojo a ese nuevo partido histórico con la intención de mantener vivo el sueño. Si consiguen eliminar al Getafe, podrían visitar al Diocesano clubes tan grandes como el Real Madrid o el Barça. El equipo y 2.000 aficionados —la mayoría alumnos y familias del colegio— empujarán para conseguirlo en Arroyo de la Luz.