El custodio de Tierra Santa recuerda que la tumba vacía «irradia esperanza» - Alfa y Omega

El custodio de Tierra Santa recuerda que la tumba vacía «irradia esperanza»

El párroco de Gaza, Gabriel Romanelli, asegura que «las cosas están mal, ¡muy mal!», pero «nuestra comunidad católica les desea una feliz Pascua»

Redacción
Patton, custodio de Tierra Santa, en una imagen de archivo
Patton, custodio de Tierra Santa, en una imagen de archivo. Foto: OSV News photo / Debbie Hill.

La Resurrección es «un paso hacia una forma de vida tan nueva y plena» que no se puede imaginar y es la Pascua de Jesús la que lo recuerda a los cristianos. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, en su mensaje pascual, titulado Más allá de las tinieblas de la muerte, ha mostrado a los fieles el camino para encontrar la respuesta a las preguntas que afligen a la humanidad cuando se enfrenta a la muerte, especialmente si es la de un ser querido.

Ese «momento de sufrimiento, oscuridad y abatimiento que desciende sobre cada uno de nosotros», el «deslizamiento irreversible hacia el misterio de la muerte», va seguido, en palabras de Patton, de «un ir más allá». Como lo fue para María Magdalena y para los discípulos que huían hacia Emaús, «la sorpresa reveladora» es el encuentro con Jesús resucitado, «con Aquel que ahora vive en Dios», cuya humanidad «está completamente transformada por el poder del Espíritu Santo» y con quien la experiencia de morir es «un pasar a través y más allá de la muerte».

La tumba vacía de Cristo «desata la esperanza», concluye Patton, «capaz de iluminar incluso las peores experiencias de vida y muerte en las que podemos encontrarnos inmersos hoy».

Desde Gaza «esperan el día de la Resurrección final»

El párroco de Gaza, Gabriel Romanelli, escribe desde el calvario que es la guerra que con el Resucitado brilla la luz de una nueva esperanza: «Las cosas están mal, ¡muy mal!», pero «nuestra comunidad católica de Gaza les desea una feliz Pascua».

«El calvario de Gaza aún hoy es un desastre: ¡tantos muertos! Heridos, enfermos, hambrientos, gente abandonada a su suerte, rehenes y prisioneros, soledad y depresión. Solo el rocío de la mañana en algunas hierbas y algunas flores en las pocas plantas que quedan indican que ha llegado la primavera», escribe el misionero del Verbo Encarnado.

«Las cosas están mal, ¡muy mal! Pero tampoco podemos, como creyentes en el Resucitado, tapar ese otro Sol, es Jesús que vuelve de entre los muertos», asegura el también colaborador de Alfa y Omega. «Gracias a las celebraciones de Pascua sabemos que allí Cristo ha resucitado. Y Él ha sido recibido hoy por la mayoría de nuestros hermanos en la fe en la Sagrada Comunión. Pero también creemos que, con la gracia de su venida, Él llena e ilumina a toda alma justa».

«Puede que muchos no hayan conocido aún el designio del amor de Dios revelado en Jesucristo», continúa Romanelli, «pero eso no significa que no puedan participar misteriosamente de la gracia de la Pascua. San Pablo nos enseña que quien nace sin la ley será juzgado sin la ley. Siendo así, a Él le corresponde juzgar y ver a cada ser humano, incluido cada uno de nosotros. Sabemos que Él ama a los que le buscan con corazón sincero y, estoy convencido, de que la mayoría de estos bienaventurados de estas tierras no desean, en lo más profundo de su espíritu, esta guerra. No la quieren; de hecho, la detestan».

Desde Gaza, «desde esas tumbas, muchos, muchísimos, esperan el día de la Resurrección final. Pero nosotros, que tantas veces hemos visto renacer de sus cenizas a pueblos enteros, podemos llegar a pensar que desde allí comenzará de nuevo la Resurrección. Puede que todavía falte algún tiempo, por desgracia. Pero Dios, porque es justo, no abandonará a aquellos pobres del Calvario. Tarde o temprano llegará la luz de una nueva esperanza, humana, limitada sí, pero que será, al mismo tiempo, signo y oportunidad para que todos crean en Él, lo esperen y lo amen».

Con el corazón lleno de la alegría de la Resurrección «nuestra comunidad católica de Gaza les desea una feliz Pascua y les agradece todas sus oraciones y ayuda», concluye.