El carisma del agradecimiento
La Iglesia ha aprobado, de forma definitiva, los Estatutos de los Franciscanos de María, una realidad eclesial fundada por el sacerdote y periodista madrileño don Santiago Martín, en 1988. Su misión: dar gracias a Dios y aportar corazón a un mundo descorazonado
Cada nueva fundación que surge en el seno de la Iglesia es una intervención directa del Espíritu Santo para hacer el bien, en un momento concreto de la historia. Los Franciscanos de María han nacido con un objetivo: la lucha contra el secularismo, «la gran enfermedad de nuestro tiempo», como define la joven familia eclesial su misión. «La forma de contribuir a hacer frente a esta enfermedad mortal para el individuo y la sociedad —continúa la definición— es mediante el carisma del agradecimiento», que no es otra cosa que «enseñar a los católicos a agradecer, a que tengan una relación eucarística con Dios, a que se acerquen a Él para pedir, pero sobre todo para dar gracias».
Espiritualidad que pone en práctica su fundador, el sacerdote y periodista don Santiago Martín, al responder sobre cómo se siente ante un acontecimiento así: «Siento una inmensa gratitud al Señor, ante todo, y a las personas que han hecho posible este momento, empezando por las que dieron conmigo los primeros pasos de la fundación; y a la jerarquía de la Iglesia, que me ha acompañado en estos años y me ha hecho sentir en todo momento la presencia cercana de una institución, que es sobre todo madre».
Junto a esta misión, está la de contribuir a la defensa de la Iglesia y del Papa, a través de dos modelos: la Virgen María y san Francisco de Asís: «Tanto los que me rodean como yo hemos sido siempre muy conscientes de que esto era posible, no por nuestros méritos, sino por la acción decidida del Espíritu Santo y la protección amorosa de la Santísima Virgen María», cuenta don Santiago Martín.
Trabajan en todos los campos
Los Franciscanos de María trabajan en varias ramas: desde la que se dedica a la infancia, con el movimiento Niños agradecidos, a los jóvenes —Jóvenes por el Papa—, o quienes trabajan en el ámbito de la familia y la parroquia. La mayoría son laicos, como Jaime, una persona divorciada que, reconoce, encontró «compresión y luz para poder vivir mi fe con ellos. Mi experiencia me llevó a atraer a otros amigos que también tenían una carencia de formación. Ahora formamos, juntos, una escuela de agradecimiento». O como María Ángeles, laica consagrada que pertenece, desde hace 5 años, a los Franciscanos de María, en cuyo seno ha aprendido a «amar, a agradecer todo a Dios, y a ser misionera del agradecimiento en todo momento».
La nueva familia eclesial cuenta con un grupo de sacerdotes que quieren vivir esta espiritualidad tan concreta. Felipe es diácono, y en junio se ordenará sacerdote: «He pasado de una relación con Dios de interés, de acercarme sólo cuando lo necesito o por temor, a una relación basada en el amor y la gratitud», reconoce. «Los Franciscanos de María podemos hacer mucho bien en la sociedad, podemos aportar corazón a un mundo descorazonado», añade. Osman, seminarista que estudia el primer curso de Teología, cuenta que quiere ser sacerdote Franciscano de María porque «en el agradecimiento encuentro el corazón del Evangelio, que me hace comprender que la deuda que tengo es de amor con el que amó primero. Y quiero amarle, también, en aquellos que, aun teniéndolo todo, no tienen al que da la verdadera felicidad».

La familia no termina aquí. Incluso hay religiosas que han consagrado su vida a Dios, a través de los Franciscanos de María, como sor Susana, religiosa desde hace 16 años, «cuando todavía comenzábamos a caminar; aunque siempre he estado segura de que, si era de Dios, saldría adelante, pese a todas las dificultades y las limitaciones de los que estábamos dentro».
Fin de una etapa
Los Franciscanos de María cierran así una etapa, desde que, en 1993, recibiesen la primera aprobación eclesial de manos del cardenal Suquía en la archidiócesis de Madrid, donde nacieron. A partir de entonces, comenzó su expansión por España, Europa y América. Hace 5 años, recibieron la primera aprobación pontificia ad experimentum, definitivamente concedida ahora. El acto formal de la entrega del decreto de aprobación tuvo lugar el pasado lunes, de manos del cardenal Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, en nombre de Benedicto XVI.
Hoy, los Franciscanos de María están presentes en 31 países y 160 diócesis. De hecho, gestionan ya un hospital en Bolivia y un asilo de ancianos en Venezuela, además de impulsar numerosas obras de acción social en muchos de los países donde se encuentran presentes.
Y al ser fundados por un sacerdote y periodista, tienen clara la importancia de estar presentes en los medios de comunicación. Así que cuentan con una web de espiritualidad: www.frmaria.org; otra de apologética: www.catolicos-online.org; y una televisión: www.magnificat.tv