El cardenal Zen arremete contra el Sínodo: «Hay un plan de manipulación detrás»
El arzobispo emérito de Hong Kong denuncia cuestiones de fondo y forma en los trabajos sinodales. «Cualquiera puede ver a qué conclusiones apunta», dice
«Soy vuestro cohermano Joseph Zen, de la lejana isla de Hong Kong, un hombre de 91 años, ordenado obispo hace más de 26 años. Escribo esta carta porque, consciente de estar aún en posesión de mis facultades mentales, me siento obligado a salvaguardar, como miembro del colegio de los sucesores de los apóstoles, la sagrada tradición de la fe católica»: así comienza la carta que el cardenal Joseph Zen escribió a los padres sinodales el 21 de septiembre, apenas unos días antes del comienzo del Sínodo. La misiva, hecha pública por el portal norteamericano Catholic Vote, se suma a la controversia por los dubia expresados por él mismo y otros cuatro cardenales y la publicación estos días de las respuestas del Papa. En su carta, el nonagenario obispo chino se manifiesta «preocupado» y «sorprendido» ante algunos elementos del proceso sinodal.
Así, hace referencia a «los documentos emanados de la Secretaría del Sínodo» con anterioridad a su celebración, y manifiesta su «confusión y preocupación cuando veo que se sugiere que finalmente ha llegado el día de invertir la pirámide de la Iglesia», de forma que «la jerarquía quede superada por los laicos». En este sentido, Zen lamenta que «en el documento preparatorio se dice claramente que para una Iglesia sinodal es necesario establecer la democracia» en la Iglesia.
El cardenal arzobispo emérito de Hong Kong denuncia al mismo tiempo que el paralelo camino sinodal alemán ha propuesto «un cambio revolucionario en la constitución de la Iglesia y en la enseñanza moral sobre la sexualidad». Zen entra luego a valorar «la actual disminución numérica de fieles católicos» en el país germano y concluye que «la Iglesia en Alemania está muriendo». Para Zen, este fenómeno es similar a la decadencia de la Iglesia en los Países Bajos tras el Concilio Vaticano II, una Iglesia que «hoy ha caído en una desaparición casi total». Es algo que recuerda «al gran cisma que amenaza a la Comunión Anglicana» tras la controversia por la aprobación del llamado matrimonio homosexual en algunas de sus Iglesias.
«El Espíritu Santo procede gradualmente, pero nunca cae en contradicción», explica asimismo en relación a los cambios en doctrina y moral que piden algunas voces, pues «el verdadero desarrollo de la doctrina es homogéneo», según Zen.
«Creo que no necesito decir que debéis afrontar vuestro trabajo con profunda preocupación», les dice el cardenal chino a los miembros de Sínodo. Este, llega a denunciar, adolece de «ciertos problemas de procedimiento» ya que «la Secretaría del Sínodo es muy eficaz en el arte de la manipulación». Zen argumenta que «fácilmente se me puede acusar de apoyar una teoría de la conspiración, pero veo claramente todo un plan de manipulación» detrás del evento eclesial.
Bajo el pretexto «de que debemos escuchar a todos entendemos que se refieren a personas que optan por una moral sexual distinta a la de la tradición católica», lamenta. En este sentido, para Zen, los organizadores del Sínodo «a menudo afirman no tener ninguna agenda, y esto es verdaderamente una ofensa a nuestra inteligencia», ya que «cualquiera puede ver a qué conclusiones apunta».
Finalmente, después de más críticas hacia el trabajo en grupos pequeños, la incorporación de laicos a un Sínodo hasta ahora de obispos, o la convocatoria de otra Asamblea General para 2024 —«mi maliciosa sospecha es que los organizadores, no seguros de poder alcanzar sus objetivos durante esta sesión, están optando por más tiempo para maniobrar»—, el cardenal chino concluye: «Por muy mayor que sea, no tengo nada que ganar ni nada que perder. Estoy feliz de haber hecho lo que siento que es mi deber hacer».