El calvario de Pauline y la trata que permanece oculta
Pauline salió de Gabón en busca de futuro, pero se encontró con un empleador sin escrúpulos que la trajo a España y la sometió a trabajo forzoso
Pauline tiene 38 años y es madre soltera. Procede de Gabón, de donde salió a Guinea para buscar una estabilidad económica que no encontraba en su país. Allí, su empleador le ofreció venir a Europa, concretamente a España.
Le esperaban mejores condiciones y un sueldo de 1.200 euros trabajando como interna en su casa para cuidar a sus hijos pequeños. Él se encargaría de todo. Lo que no sabía Pauline es que todo era una mentira que se desmontó a los pocos días: ni eran las condiciones prometidas ni era el mismo trabajo.
Fue maltratada por la mujer del empleador y por la abuela de los niños a los que supuestamente tenía que cuidar. Luego se añadieron otros dos pequeños más, unos sobrinos, y las tareas de limpieza de la casa: lavado y planchado de ropa y la cocina. El horario no tenía límites y tampoco días de descanso. No la dejaban salir sola de casa, le controlaban las comunicaciones con su familia e incluso la castigaban sin comida. Nunca cobró.
Tras intentar escaparse y ser encerrada, el tratante la llevó al aeropuerto para embarcarla en un vuelo hacia Gabón. Allí consiguió escaparse y denunciar su situación ante la Policía. Este es uno de los casos con los que Proyecto Esperanza —que dio cobijo a Pauline— quiere poner de manifiesto las otras realidades de trata que existen en nuestro país, más allá de la que tiene fines de explotación sexual: trabajo forzoso, matrimonios obligados… Unas modalidades que, según el Departamento de Trata de la Conferencia Episcopal Española, se han visto agravadas e incrementadas por la pandemia.
Marta González, coordinadora del Área de Sensibilización de Proyecto Esperanza, explica a Alfa y Omega que, a diferencia de Europa, en España todas esta modalidades no han emergido. «No es que no existan, sino que no hemos hecho el esfuerzo suficiente de sensibilizarnos como sociedad y de formar a los profesionales», añade. En su opinión, la situación provocada por la pandemia puede, además, estar generando más víctimas y más situaciones de abusos en diversos ámbitos como el laboral o el de la criminalidad forzada. Así, reconoce, se puso de manifiesto en la crisis de 2008.
Por tanto, cree que hay que hacer mayores esfuerzos en formación y sensibilización para que los casos de estos tipos de trata salgan a la luz.