El bien, más fuerte que el mal - Alfa y Omega

Escribe en Paginas Digital José Luis Restán: «De las muchas cosas que he leído estos días sobre Benedicto XVI, en torno a su 85 cumpleaños, me ha impresionado un artículo del cardenal Kurt Koch publicado en L’Osservatore Romano», que «ha elegido la imagen del grano de mostaza». Frente a las turbulencias y los problemas, que a tantos católicos exasperan, «el Papa ama la paciencia, consustancial al amor», y «llama nuestra atención sobre el hecho de que la Iglesia debe tener siempre como punto de referencia su propio misterio, y no los planes que diseñan de antemano ese árbol a nuestra medida».

Se han conocido antiguos textos que reflejan «la impresionante anticipación del joven Ratzinger sobre los problemas del presente», prosigue Restán. En uno de ellos, Bajo qué aspecto se presentará la Iglesia del año 2000, se recogen charlas radiofónicas del entonces arzobispo de Munich. «¿Cómo va a asustarse un Papa que, cuarenta años atrás, había previsto con semejante nitidez la gran tormenta, y ya entonces señalaba el camino?: Me parece seguro que a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles. Su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía. Hay que contar con fuertes sacudidas. Pero yo estoy también totalmente seguro de lo que permanecerá al final: no la Iglesia del culto político…, sino la Iglesia de la fe. Ciertamente, ya no será nunca más la fuerza dominante en la sociedad en la medida en que lo era hasta hace poco tiempo. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte».

El misterio del grano de mostaza es el título de un libro del cardenal Koch sobre el pensamiento teológico del Papa, publicados como tercer volumen de los Estudios-Ratzinger, del Institut-Papst-Benedikt XVI, de Ratisbona. La traducción al italiano se presentó en Roma el día del cumpleaños del Papa.

Benedicto XVI reza con su hermano, en la Capilla Paulina.

La alegría de la fe

La web austriaca kath.net recoge las palabras del presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos en la presentación. «La teología está impregnada hoy de búsqueda compulsiva de la originalidad» artificiosa, dijo. Por el contrario, el Papa ha puesto en el centro que el objeto de la teología es volver al origen, y preocuparse de «la búsqueda de la verdad», asunto que explica su insistencia en el diálogo fe y razón. Para el cardenal Koch, no menos importante en la obra de Joseph Ratzinger es «la alegría de la fe», y cómo ha planteado, desde sus tiempos de profesor universitario, que, para la Iglesia, la principal tarea hoy es hacer redescubrir al mundo «la alegría de la amistad con Dios».

El blog Chiesa, de la revista L’Espresso, publica un extracto de un reciente libro de Andrea Monda (Benedetta umiltà. Le virtù semplici di Joseph Ratzinger). Afirma el autor: «Estoy dispuesto a apostar que, si se analizaran las reiteraciones verbales presentes en el interior de los textos de Benedicto XVI, la palabra más utilizada sería alegría». Y cita, a modo de ejemplo, el libro entrevista Luz del mundo: «Toda mi vida ha estado atravesada siempre por un hilo conductor, que es el siguiente: el cristianismo da alegría, ensancha los horizontes. En definitiva, una existencia vivida siempre y solamente en contra de sería insoportable».

Se pregunta el autor: ¿Pero no es este Papa un guardián celoso de la ortodoxia, frente a las incesantes arremetidas del relativismo? Monda devuelve la palabra a Benedicto XVI: «He tenido siempre presente que el Evangelio se encuentra en oposición a las constelaciones poderosas… Soportar ataques y oponer resistencia forma efectivamente parte del juego; es una resistencia, pero que tiende a sacar a la luz lo que hay de positivo». Se trata de «buscar lo positivo», en un mundo que «tiene necesidad de personas que descubran el bien, que sean capaces de experimentar alegría por ello». Y todo ello, desde «esa confianza originaria que, en última instancia, sólo puede darla la fe: que en definitiva el mundo es bueno, que Dios existe y es bueno». Por eso, añadía en el libro-entrevista con el periodista Peter Seewald: «Una de las reglas fundamentales para el discernimiento espiritual podría ser entonces la siguiente: donde falta la alegría, donde muere el humor, allí no está ni siquiera el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucristo. Y por el contrario: la alegría es un signo de la gracia. Quien está profundamente sereno, quien ha sufrido sin por eso perder la alegría, ése no está lejos del Dios del Evangelio, del Espíritu de Dios, que es el Espíritu de la alegría eterna».

Benedicto XVI, año VIII

Hoy comienza el octavo año de pontificado, en una semana marcada también, el lunes, por el 85 cumpleaños de Benedicto XVI, ya el sexto Papa más longevo de la historia. «Os pido que recéis por mí, para que el Señor me dé fuerzas para cumplir la misión que me ha confiado», dijo, al saludar a los peregrinos en lengua francesa, tras el Regina caeli del domingo.

El lunes, quiso felicitarle en Roma una delegación de Baviera, la región alemana que abandonó, con billete sólo de ida, hace 30 años. Con varios de los huéspedes, incluido su hermano Georg, Benedicto XVI celebró la Eucaristía en la Capilla Paulina. «Me encuentro ante el último tramo de mi vida y no sé qué me espera —dijo en la homilía—, pero sé que está la Luz de Dios, que resucitó; que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad; que la bondad de Dios es más fuerte de todo el mal de este mundo. Y esto ayuda a seguir adelante con seguridad».

Benedicto XVI no es persona amiga de grandes celebraciones, pero miles de fieles quieren hacerle llegar sus muestras de cariño, y la Santa Sede ha habilitado la cuenta de correo electrónico auguri.benedettoxvi@vatican.va. Similar idea ha tenido Ayuda a la Iglesia Necesitada, con una recogida de correos, que culmina una campaña de oración por el Papa.

La oración es el regalo que muchos fieles han querido hacerle estos días al Papa. En Alicante, las cinco capillas de adoración permanente celebraron «una cadena de oración por la persona y ministerio del Papa Benedicto XVI». Incontables iniciativas como ésta ha habido en los últimos días, aunque de muchas de ellas, sólo Dios tiene constancia.