El «ángel» que restauró las iglesias
El arquitecto Juan de Dios de la Hoz recibe el Premio Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional tras la reconstrucción de varios templos de Lorca afectados por el terremoto de 2011. En algunas iglesias encontró pinturas ocultas que, gracias a él, hoy están a la vista
«El ángel que restauró las iglesias». Así lo llaman algunos de los feligreses de Lorca que todavía hoy se emocionan al encontrarse con él. Lo que ellos no saben es que Juan de Dios de la Hoz, arquitecto responsable de la rehabilitación de las iglesias lorquinas tras los terremotos de 2011, también se emociona cuando regresa a esta ciudad.
El pasado miércoles, De la Hoz recibía en Madrid el VII Premio Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional 2018 por «el dominio de las formas y de las técnicas tradicionales e históricas mostrado en muchas de sus intervenciones en el patrimonio histórico, y especialmente en aquellos monumentos que, arruinados, han requerido importantes trabajos de reconstrucción». Un reconocimiento que se suma a otros galardones como el concedido el pasado año por la Comunidad de Madrid [el premio de Cultura en la categoría de Patrimonio Histórico] o el premio internacional Europa Nostra 2016, por la recuperación de seis iglesias lorquinas: Santiago Apóstol, San Patricio, San José, San Mateo, Nuestra Señora del Carmen y el antiguo convento de San Francisco.
Juan de Dios recogió el galardón rodeado de familiares y amigos y también de los profesionales con los que trabajó en Lorca. «Fue una noche inolvidable. Quise recordar a todas las personas que sufrieron por lo que ocurrió, pero también valorar el esfuerzo que ha hecho toda la sociedad lorquina y toda la Región de Murcia por intervenir en estos edificios».
Al echar la vista atrás, De la Hoz siente tristeza y también satisfacción. Tristeza por el dolor y el estado en el que encontraron la ciudad de Lorca tras los terremotos del 11 de mayo de 2011, que dejaron nueve víctimas mortales y una ciudad derruida. Pero también satisfacción al recordar el trabajo realizado desde el primer momento, porque, en cinco años, las iglesias estaban prácticamente terminadas y casi todas abiertas uno o dos años después de la catástrofe. «Es una emoción muy grande ver la ciudad recuperada, que la gente pueda pasear por el casco histórico, con todas las iglesias abiertas, que puedan celebrar en sus templos, porque aquel año tuvieron que celebrar las comuniones en carpas», explica el arquitecto.
El día después de los terremotos, Juan de Dios de la Hoz visitó Lorca, acompañado por el obispo de Cartagena y el vicario para la Economía, para detectar los daños en las iglesias, todas –asegura el arquitecto–, tenían afectada su estructura. «La intervención fue general en todos los edificios. Hubo que consolidar las estructuras que habían sido capaces de resistir el seísmo y en algunas de ellas, además, hubo que reconstruir. Por ejemplo, en la iglesia de Santiago tuvimos que levantar de nuevo los tres brazos del crucero, el tambor y la cúpula».
Materiales y técnicas
Una de las complejidades al restaurar estas iglesias estuvo en la utilización de los materiales y las técnicas, «compatibles en todo momento con las fábricas antiguas», de manera que para la rehabilitación se usó, sobre todo, piedra, cal, ladrillo y madera. Además, la reconstrucción ha de hacerse –según el arquitecto– con «muchísima sutileza porque de lo contrario puede resultar mal. Si es muy diferente, el edificio puede resentirse y nos podemos olvidar de que estamos en espacios religiosos. Tenemos que ser capaces de aportar a los inmuebles lo que sea similar y también lo diferente, pero que esa diferencia sea lo suficientemente sutil para que la persona no se distraiga de lo principal, que es rezar. Y esto no es fácil».
Todas las iglesias de Lorca se han mejorado. No solo resistirán mucho mejor cualquier seísmo, sino que a todas se les ha devuelto el esplendor de antaño. «Hemos conseguido sacar a la luz aquello que el paso del tiempo había ocultado. Por diferentes motivos se fueron dando capas y capas y capas de pintura encima de los muros». Los seísmos de 2011 movieron los cimientos de las iglesias pero también dejaron a la vista pinturas murales desconocidas para los lorquinos. «Los terremotos nos dejaron ver pequeños puntitos rojos, azules, verdes. Al levantar estas capas con un bisturí, con muchísimo cuidado, aparecieron pinturas extraordinarias, maravillosas, que ahora están a la vista; no solamente en las paredes, también en esculturas, altares, arcos y bóvedas. Ha sido una maravilla porque ha permitido recuperar una parte del patrimonio que estaba totalmente oculto».
Juan de Dios de la Hoz es la cabeza visible de un gran equipo de profesionales que no solo devolvió el esplendor a estas iglesias de Lorca, sino que consiguió restaurar el corazón de la Iglesia lorquina.