El Alavés visita a los excluidos que atiende la diócesis de Vitoria - Alfa y Omega

El Alavés visita a los excluidos que atiende la diócesis de Vitoria

Personas empobrecidas, mujeres víctimas de la trata o personas sin techo han podido conocer a las estrellas de fútbol de la ciudad

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Asier Villalibre firmó autógrafos a los niños atendidos por Berakah
Asier Villalibre firmó autógrafos a los niños atendidos por Berakah. Foto: Diócesis de Vitoria.

El pasado martes por la tarde, algunas figuras del Deportivo Alavés visitaron iniciativas de Berakah, la obra social de la diócesis de Vitoria en la zona del casco histórico. De este modo, futbolistas como Asier Villalibre y Carlos Benavidez, del equipo masculino, y Nerea Bengoa y Laura Moreno, del femenino, conocieron los hogares de acogida de meriendas y apoyo escolar, el comedor Zugaz, el Café Calor o el ropero solidario, algunas de los 35 servicios que ofrece esta institución diocesana. Personas empobrecidas, mujeres víctimas de la trata o personas sin techo pudieron así hacerse fotos y recibir autógrafos de estos deportistas.

Juan Carlos Pinedo, párroco de las tres parroquias del centro histórico de Vitoria, vinculadas con esta obra social, acompañó a estos futbolistas junto a varios voluntarios. Explica que «ha sido una gran oportunidad para acercarse a este mundo más marginal y estar junto a ellos». Se refiere especialmente tantos inmigrantes, «sobre todo latinos, africanos y árabes». Durante la visita trataron con hasta 300 personas en total. Por su parte, los deportistas «estuvieron muy cercanos y cariñosos, sobre todo con los más jóvenes y los niños, que estaban entusiasmados».

Asier Villalibre fue la estrella del encuentro. El párroco explica que «aquí es muy querido. Toca la trompeta en una charanga y metió un gol del Alavés de penalti en el ascenso a Primera. Estuvo atento y cercano, escuchaba y preguntaba cosas a la gente».

En general, los deportistas se acercaron «a un mundo nuevo para ellos, como también para tanta gente de Vitoria que no conoce Berakah», por lo que acabaron «impactados y emocionados». En general, «se cumplió el objetivo de que esta realidad se visualice más y de que la gente que atendemos se sienta querida. Todos valoran así mucho más lo que hace la Iglesia, lo que hacemos por los demás movidos por nuestra fe».