Don Guzmán Carriquiry, subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos, hace balance de la Conferencia de Aparecida: «Ha sido obra del Espíritu» - Alfa y Omega

Don Guzmán Carriquiry, subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos, hace balance de la Conferencia de Aparecida: «Ha sido obra del Espíritu»

Ha regresado, como todos, «cansado, pero lleno de gozo». La V Conferencia General del Episcopado iberoamericano se ha cerrado con un documento final que será entregado oficialmente al Papa el próximo lunes para su estudio y aprobación. El profesor Carriquiry lo califica de extraordinario. La Iglesia en Iberoamérica se enfrenta a un gran reto: «Leer el documento, digerirlo y ponerlo en práctica»

Ricardo Benjumea
El Papa preside la Misa de inauguración de la Conferencia del CELAM en Aparecida, el 13 de mayo de 2007.

«El documento final será muy bueno, mucho mejor de cuanto hubiera sido humanamente posible esperar. Debo confesar mi escepticismo inicial… Si lo analizamos con criterios objetivos, el resultado ha sido sorprendente, quizá milagroso. Han sido 22 días de trabajo intensísimo en comisiones y subcomisiones, con obispos y representantes venidos de más de 20 países con circunstancias muy diversas. Se han presentado más de 2.400 enmiendas, y lo mejor de cada aportación ha quedado recogido en este documento de más de 120 páginas.

El Espíritu Santo ha hecho su obra, a través de María, con su intercesión y su protección al santuario de Aparecida; a través de las liturgias cotidianas, preparadas con especial belleza y cuidado, y con ese santuario repleto de peregrinos, que nos acompañaron siempre con sus oraciones.

Aparecida ha ofrecido un gran testimonio de comunión y unidad en un subcontinente donde parece predominar actualmente la dialéctica de la contraposición. Por supuesto que ha habido debates, pero nunca bandos contrapuestos».

«Cuando escuchamos el discurso inaugural del Papa, algunos dijimos: La Conferencia está salvada. Su presencia fue decisiva. En el documento, se encuentran por doquier citas de este discurso y de los posteriores. En concreto, me gustaría resaltar estos puntos:

• La primera evangelización fue una gran obra de profunda inculturación de la fe en el corazón de los indígenas. Esas culturas esperaban, de alguna manera, la revelación del Dios escondido. Y el cristianismo, más allá de los abusos que genera toda conquista, ejerció una gran fuerza de atracción sobre el mundo indígena abatido. El momento culminante fue el de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, la pedagoga de la primera evangelización americana. La Virgen estableció una alianza con nuestros pueblos desde su nacimiento.

• El Papa subrayó, como punto de partida, el reconocimiento de la impronta católica en la cultura de los pueblos latinoamericanos, no obstante las erosiones y los grandes desafíos que se están viviendo. Un claro ejemplo es el precioso tesoro de la piedad popular en nuestros pueblos.

• En una breve síntesis teológica, Benedicto XVI afirmó que quien excluye a Dios de su horizonte falsifica la realidad.

• También reconoció cierto debilitamiento de la fe católica, y por ello la exigencia de una renovación del discipulado, de una revitalización de la misión de la Iglesia».

Retos de futuro

«El documento no arranca con un análisis sociológico, una denuncia o un lamento sobre la situación actual de América Latina, sino con una gran acción de gracias, de alabanza a Dios por la realidad que vivimos en el subcontinente como don.

Queda claramente resaltado el primado de la fe, la centralidad de Jesucristo, la presencia mariana… Hay también una sólida aproximación teológica, pastoral, educativa a la realidad presente. En el capítulo tercero, referido a la misión de los discípulos y misioneros al servicio de la vida plena en Iberoamérica, se exponen los grandes temas para un nuevo impulso misionero iberoamericano. Otro capítulo aborda la opción preferencial por los pobres, y en otros se tratan cuestiones como la globalización de la solidaridad, la gran opción por el matrimonio y la familia, la dignificación de la mujer y la responsabilidad del varón, la promoción de la cultura de la vida, el cuidado del medio ambiente, la evangelización de la cultura… Se trata igualmente la integración de los indígenas y afrodescendientes, y se exploran caminos de reconciliación y solidaridad en Iberoamérica.

En definitiva, hablamos de un documento muy completo, que ahora la Iglesia en América Latina tiene que aprender, en todos sus niveles, a leer, a vivir, a digerir y a poner en práctica».

La aportación de España

«Estoy seguro de que me hago eco de los sentimientos de todos los participantes en la V Conferencia del CELAM, al manifestar la gratitud por las aportaciones del obispo de Bilbao y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Blázquez, y del obispo de Cuenca, monseñor Yanguas, que acudió en representación del Presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas, el cardenal Erdö.

En la Conferencia de Puebla (1979), se hablaba de una cultura que comenzaba a entonces a manifestarse y que entraba en colisión con la tradición católica de nuestros pueblos. Hoy estamos inmersos en una cultura global de ímpetus relativistas, hedonistas; a veces con tendencias nihilistas, que cuestionan a Dios, la vida humana o el matrimonio y la familia. También en estos aspectos, la cercanía de la Iglesia en España es percibida como algo singularmente importante».