Dolor y esperanza en el epicentro de la guerra - Alfa y Omega

Dolor y esperanza en el epicentro de la guerra

Andrés Martínez Esteban

Hasta hace algo más de año y medio Ucrania era una nación prácticamente desconocida. Es verdad que de vez en cuanto llegaba hasta España alguna que otra noticia, pero para la gran mayoría de los europeos occidentales, Ucrania era solo una república de la antigua Unión Soviética. Ahora, los recientes acontecimientos han hecho que descubramos a un pueblo marcado por el dolor y la esperanza.

El origen de lo que hoy conocemos como Rusia está precisamente en la Rus de Kiev, un pueblo de origen eslavo que, bajo el reinado de Vladimiro, en el año 988, se convirtió al catolicismo bajo el patriarcado de Constantinopla, lo que hizo que aquella nación estuviera vinculada desde entonces al rito bizantino. Sin embargo, las luchas intestinas, guerras familiares y problemas diversos hicieron que esta nación estuviera desde el medioevo hasta finales del siglo XX sometida a distintos reinos e imperios.

Este pasado ha hecho que dicho pueblo se caracterice por un gran sufrimiento y por una gran fe que, en no pocas circunstancias, se ha puesto a prueba. Las dos ocasiones más recientes, por citar algunas, fueron el Holodomor, la gran hambruna provocada por Stalin que dio lugar a un terrible holocausto en el que murieron muchísimos ucranianos por hambre y otros muchos tuvieron que huir del país para poder sobrevivir, y la actual invasión terrible e injusta de la Federación Rusa con el objetivo de reunificar los antiguos territorios de la Unión Soviética.

Y es en estos momentos de dolor, en los que la tragedia se ceba y lo sigue haciendo con los ucranianos, cuando la fe de este pueblo se fortalece y crece. En la llamada Unión de Brest de finales del siglo XVI, cuando las Iglesias ortodoxas ucranianas volvieron a la obediencia de Roma tras el Cisma de Oriente, nació la Iglesia grecocatólica ucraniana. Desde entonces, la fe católica ucraniana ha sido puesta a prueba por la persecución. A lo largo de los siglos, la Iglesia grecocatólica ucraniana se ha convertido en una Iglesia de mártires. Cuando el régimen estalinista comenzó la terrible persecución contra la Iglesia, fueron los grecocatólicos los que más sufrieron. Tuvieron la promesa de paz y prosperidad si renunciaban a la obediencia al Papa y se sometían al poder comunista. Los obispos grecocatólicos se negaron, lo que obligó a que se convirtiese en un catolicismo de catacumbas.

Esta historia de dolor y esperanza, esta historia de sufrimiento y de fe, es la que nos cuenta John Burger en esta entrevista a Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana, al que se le llama patriarca porque, como Moisés, tiene la misión de guiar a su pueblo en la travesía del desierto hacia la tierra prometida.

En el año 2011, las circunstancias y la divina providencia pusieron sobre los hombros del joven eparca de Santa María del Patrocinio en Argentina, el peso de toda la Iglesia grecocatólica ucraniana. A partir de entonces, Su Beatitud —así se le denomina de forma oficial—, se convirtió en cabeza y pastor de un pueblo disperso por todo el mundo que vive la fe como el tesoro más precioso que tiene, porque ha sido regada con la sangre de los mártires.

Termino esta reseña con una referencia personal. Conocí a Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk en el año 2017. Vi en él a un padre que ama profundamente a su pueblo y sufre por él. Me encontré con una persona con una fuerte experiencia de Dios y un gran amor por la Iglesia. Y sobre esto mismo —amor, sufrimiento, fidelidad, Dios, Iglesia…— es de lo que nos habla en este libro, porque es lo que Su Beatitud tiene en el corazón.

Al pie de la cruz. Lecciones desde Ucrania
Autor:

John Burger

Editorial:

Rialp

Año de publicación:

2023

Páginas:

224

Precio:

19 €