Disparando a mujeres, así «celebran» los talibanes un año en el poder - Alfa y Omega

Disparando a mujeres, así «celebran» los talibanes un año en el poder

Se manifestaron con motivo «del día negro», la fecha en que los fundamentalistas tomaron Kabul

Ángeles Conde Mir

Este sábado, unas 40 mujeres, al grito de «trabajo, pan y libertad», tuvieron el atrevimiento de manifestarse frente al Ministerio de Educación y Cultura de Kabul en una marcha convocada por un grupo de mujeres que definen este aniversario como «el día negro». Es el lema que rezaba en la pancarta que portaban las manifestantes que salieron a las calles en Kabul para exigir el derecho a trabajar y la participación política. «Justicia, justicia. Estamos hartas de ignorancia», gritaban muchas de ellas incluso sin velo.

Lejos de ser escuchadas por los gobernantes del país, estos respondieron con munición real para dispersar la protesta pacífica de quienes reivindicaban la vuelta de los derechos perdidos tras la llegada de los talibanes al poder en Afganistán. Algunas manifestantes que intentaron refugiarse en tiendas cercanas fueron perseguidas y apaleadas por los fundamentalistas con las culatas de sus rifles. Las convocantes adelantaron la protesta porque sabían que el día 15, aniversario del emirato, habrá mucha seguridad en las calles.

Hace un año el mundo contenía la respiración con cada metro que iban ocupando los talibanes. Había información prácticamente durante las 24 horas sobre las vicisitudes que estaban padeciendo los afganos que necesitaban huir como fuera del país porque ya sabían lo que les esperaba o porque habían colaborado con los países de la OTAN que mantuvieron a sus tropas en Afganistán. Las escenas dantescas del aeropuerto de Kabul son difíciles de olvidar.

La relativa normalidad y derechos de los que disfrutaban los afganos y que fueron reconquistando tras la intervención estadounidense en Afganistán, quedaron interrumpidos de un plumazo. Quienes habían vivido el anterior período de los talibanes en el poder, entre 1996 y 2001, sabían que las promesas que hicieron de un régimen más blando y «tolerante» eran mentira.

Decenas de miles de niñas y jóvenes han sido excluidas de las escuelas secundarias y de la universidad. Según la ONU, Afganistán es el único país del mundo que lo prohíbe. A centenares de mujeres se les ha impedido regresar a sus puestos de trabajo en las administraciones públicas o el gobierno. Tampoco pueden hacer viajes largos solas y tienen que cubrir su cabeza y su rostro. Ni siquiera en la televisión las pocas periodistas y presentadoras que quedan pueden mostrar su cara, tan solo sus ojos. Prácticamente han sido borradas de la vida pública.

A todo ello, se suma el hambre. Afganistán es más pobre con cada día que los talibanes pasan controlando el destino de los afganos. La comunidad internacional teme que si manda ayuda económica esta sea empleada por los fundamentalistas para comprar armas. Según el Programa Mundial de Alimentos, al 90 por ciento de la población afgana le ha faltado comida en algún momento durante el último año. Casi 4 millones de niños están desnutridos y 4,7 millones de niños, embarazadas y madres lactantes están en riesgo de desnutrición aguda. Y los talibanes solamente llevan un año en el poder.