¡Ding-dong! ¿Quién es? Soy Papa Francisco, ¿hay alguien en la Curia?
El Papa Francisco pasa revista por las oficinas de la Curia desde hace algunas semanas y rompe los rumores de aislamiento e incomunicación
«La soledad es un mal querido», se diría que infecta a los que quieren el mal de aislarse y de sucumbir a la incomunicación. El Papa Francisco no sufre de este mal y sale al encuentro de la Curia Romana para escuchar e intercambiar opiniones.
En las últimas semanas Francisco está visitando algunos dicasterios de la Curia Romana. La última visita se ha llevado a cabo este lunes 1 de junio, cuando ha llegado en el auto de servicio, el Ford Focus azul oscuro, a Piazza Pío XII 3 en Roma, sede de varias oficinas curiales, a unos pasos de la Ciudad del Vaticano.
Acompañado apenas por su chofer, sentado en el puesto del copiloto y con la cintura de seguridad, el Papa ha estado allí a las 9 de la mañana, «temprano», si se consideran los ritmos parsimoniosos de un día pre-festivo para muchos de los empleados curiales en vísperas de la fiesta de la República en Italia (2 de junio), que se suma a un clima casi veraniego.
El Papa Francisco con estos gestos podría demostrar que, lejos de hacer una guerra y sacar cuentas a la Curia por su supuesto dormir en los laureles del poder y de la comodidad, esta emprendiendo una reforma que como buen padre trata de explicar y hacer vivir. Comenzando por su buen ejemplo marcado por un liderazgo de austeridad y de sencillez en el seno de la «familia pontificia». Recordemos que por estatutos la Curia está al servicio del Papa y de la Iglesia universal.
¿La soledad de Francisco?
El veterano vaticanista Gian Franco Svidercoshi escribió recientemente en Aleteia (28.05.2015) que el Papa no está aislado en la Curia, como algunos medios denuncian. El Pontífice tiene la jerarquía necesaria para emprender los cambios necesarios, ante todo porque es un líder «creíble» y una «autoridad moral» reconocida incluso internacionalmente.
Francisco es un pastor con una estatura y una popularidad que hacen palidecer cualquier intento de «contradecir» el buen sentido de su liderazgo, que exige a la Curia, como a todos los fieles, «amor por la Iglesia» para «salir de la auto referencialidad» y de la propia zona de confort para que todos los miembros se «empuerquen las manos» en el trabajo por los más pobres y necesitados.
Las visitas «sorpresa» que el Papa está haciendo a los dicasterios vaticanos demuestran además que las decisiones en cualquier organización no se hacen detrás de un escritorio, sino entrando en contacto con los miembros de la misma.
En la visita anterior, al mismo edificio, del pasado 22 de mayo, el Pontífice se detuvo por casi cuatro horas con el clero, especialmente visitando el dicasterio de la Educación Católica, la Vida Consagrada y el Comité Pontificio de Ciencias Históricas. En esa ocasión, se habló de un clima sereno, simple y de cordialidad, un «intercambio fraterno de opiniones».