Difícil Año Nuevo en Etiopía por las tensiones en Tigray y Amhara
Mientras la paz no termina de llegar al norte del país, Amnistía Internacional ha denunciado que soldados eritreos cometieron crímenes de guerra en Tigray
Etiopía no entró en su nuevo año con buen pie. La fiesta de Enkutatash, que el pasado lunes dio comienzo al año 2016 según el calendario etíope, ha estado precedida por varias noticias preocupantes. Por un lado, la paz no termina de echar raíces en la región de Tigray, a pesar del acuerdo de paz firmado en Sudáfrica en noviembre de 2022.
En este caso, el factor que está fallando es la paz social y política. Según informa Fides, 16 miembros de la oposición fueron detenidos en la región la semana pasada, en vísperas de una manifestación convocada para protestar por el «carácter autocrático» del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF por sus siglas en inglés), que gobernó Etiopía entre 1991 y 2018 y aún lo hace en Tigray. Entre los detenidos se encontraban los líderes de los tres partidos que a finales de agosto había constituido la Alianza para el Cambio Radical.
Eran ellos los que habían convocado la manifestación, que tenía como fin denunciar «la incompetencia y el absolutismo del TPLF». También reivindicaban la liberación de las zonas de Tigray ocupadas por milicias de las regiones vecinas y la reanudación del envío de ayuda humanitaria. Finalmente las autoridades no permitieron que la marcha tuviera lugar.
183 muertos y 1.000 detenidos
Por otro lado, la ONU ha dado la voz de alarma sobre los continuos enfrentamientos en la región vecina de Amhara. Desde julio han muerto 183 personas y más de 1.000 han sido detenidas desde agosto, en el contexto de los enfrentamientos entre el Ejército etíope y la milicia Fano. El Gobierno decretó el estado de emergencia el 4 de agosto, lo que le ha otorgado «amplios poderes para detener a sospechosos sin orden judicial en todo el país», denuncia el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Las detenciones se han producido en el marco de operaciones masivas que incluyen registros domiciliarios, arresto de periodistas y la reclusión de los detenidos en «centros improvisados que carecen de las condiciones básicas». El alto comisionado pidió a las autoridades que «se detengan los asesinatos, las violaciones y los abusos». Asimismo, reclamó «que pongan fin a las detenciones masivas, garanticen una revisión judicial de la privación de libertad y liberen a quienes han sido detenidos arbitrariamente».
Violaciones a manos de soldados eritreos
Mientras el país se enfrenta a nuevos retos, sigue siendo necesario rendir cuentas sobre los abusos cometidos en el contexto de la guerra en Tigray. La semana pasada Amnistía Internacional acusó a las Fuerzas de Defensa de Eritrea de crímenes de cometidos mientras apoyaban al Ejército etíope en Tigray, incluso después de la firma del acuerdo de paz en noviembre del año pasado.
Una de las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales cometidas por soldados eritreos en Tigray fue un sacerdote ortodoxo de 70 años. Amnistía Internacional entrevistó a otro sacerdote, apodado como Meheretab, que el 2 de noviembre de 2022 estaba refugiado con su mujer, sus hijos y otros residentes en la iglesia de San Miguel, en Kokob Tsibah. Los soldados realizaron una redada en búsqueda de combatientes tigriños. Obligaron a todas las personas presentes a tirarse al suelo y las golpearon.
Entre ellos estaba el sacerdote asesinado. «No sé qué le dijo a uno de los soldados, pero este le disparó en el pecho a quemarropa», relató Yemane, otro testigo. «Después se nos acercó y nos dijo: “Si alguien intenta recoger el cadáver o enterrarlo, os mataremos a todos”».
El informe documenta su responsabilidad en casos de violaciones y esclavitud sexual, ejecuciones extrajudiciales y pillaje. Así lo atestiguaron en las entrevistas testigos, supervivientes y familiares de las víctimas. Por ejemplo, en el distrito de Mariam Shewito, entre el 25 de octubre y el 1 de noviembre, fueron ejecutados al menos 20 civiles, si bien un trabajador social afirmó que podían ser hasta 100. Además, Amnistía Internacional afirma que durante tres meses después de la firma de los acuerdos los soldados eritreos ejecutaron a 24 civiles en Kokob Tsibah y cometieron actos de violencia sexual contra más de 40 mujeres. Se trata de dos regiones cercanas a la frontera con Eritrea, y las víctimas identificaron a los soldados por su uniforme y su dialecto.
«Sometieron a las mujeres a abusos terribles, tales como violaciones individuales, violaciones en grupo y esclavitud sexual», declaró Tigere Chagutah, director regional de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral. Las graves violaciones documentadas en este informe constituyen crímenes de guerra y posiblemente crímenes de lesa humanidad, al ser parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil.
«Se marchaba uno y venía otro»
Fanta —nombre ficticio—, una de las supervivientes entrevistadas por la entidad, relató que cinco soldados eritreos la violaron en grupo durante tres días consecutivos. Luego la llevaron a su campamento, donde la tortura continuó. «Se marchaba uno y venía el siguiente», relató. Junto a ella había más de una docena de mujeres más, detenidas por sospechas de que sus soldados eran miembros del TPLF. A Bezawit la recluyeron para someterla sexualmente en su propia casa. «Me dijeron: “Por mucho que grites, no vendrá nadie”».
Amnistía Internacional insiste en que Eritrea y Etiopía tienen la obligación de investigar de forma efectiva y juzgar de forma justa estos posibles crímenes. La entidad también pide que se renueve el mandato de la Comisión Internacional de Expertos en Derechos Humanos sobre Etiopía durante el periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que comenzó el 11 de septiembre de 2023.