Seguro que hoy, por temprano que sea, ya has tarareado o silbado alguna canción. Hay ritmos, estribillos que nos recuerdan, constantemente, circunstancias de la vida. Porque la música es la vida hecha canción. Y como la vida misma, esas letras que nos acompañan y llegan directas al corazón, en ocasiones duelen, pero también sanan e incluso transforman.
Y de eso va Descalzos, la nueva película de Hakuna que llega a los cines este viernes, 14 de febrero. Un documental que profundiza en el gran poder transformador de la música, en el misterio de la creación artística y que nos ha llevado a descubrir que solo desde el silencio cabe decir algo. Y, entonces, cantas.
En este año y medio de rodaje por España, Italia y Portugal, hemos conocido historias increíbles, gente que llegaba a nosotros enviando un mensaje por redes para explicar cómo tal o cual canción había cambiado su vida. Emmanuel, un esrilanqués cuyo nombre en cingalés es Melki, no sabía castellano, pero escuchaba las canciones de Hakuna Group Music y le hablaban; tanto, que aprendió español para entenderlas y ahora se prepara para ser sacerdote. O el militar que se hizo doce horas de coche en un día, desde su base en el sur de España, para contarnos que en sus misiones en Irak él tenía su pequeño altar en un barracón y cada vez que había que tomar decisiones importantes escuchaba Forofos o Madre de Hakuna.
Rodando en Cascais (Portugal) conocimos a una joven mexicana de 24 años con diferentes enfermedades autoinmunes que cruzó el charco para vivir la JMJ de Lisboa pidiendo un milagro pues su salud era muy débil. Regina se sometió a una punción lumbar sin anestesia y las únicas canciones que sonaron en el quirófano sin cobertura para ayudarla a relajarse fueron las que tenía descargadas en su teléfono móvil, Sencillamente y Noche.
Si en este momento quieres dejar de leer pensando «¡vaya spoiler!», no te preocupes: ninguna de estas historias fue finalmente incorporada al guion definitivo. Pero es que son tantas… Como la chica de Barcelona que, junto a un grupo de amigas, sufrió un accidente de autobús en África en el que murió una compañera. La canción Sencillamente las mantuvo unidas y consoladas hasta su vuelta a España. O el matrimonio joven de Costa Rica que, a punto de separarse, escuchando No sé qué viste en mí, vivió un antes y un después y se dio una nueva oportunidad. Hace siete meses dieron la bienvenida a su primer retoño, Camilo.

Es imposible ser consciente del impacto que nuestras acciones pueden tener en la vida de otros. Nada es casual sino causal. Pero lo cierto es que la música de Hakuna Group Music nació inocentemente para acompañar las horas santas y es alucinante el viaje que ha hecho por el mundo. Resulta cuanto menos curioso ver a un coreano cantando Sencillamente en su lengua frente a 17.000 personas en el Wizink Center.
Manuel Alejandro, compositor de artistas como Rocío Jurado, Julio Iglesias, o Alejandro Sanz, entre muchos otros, nos recibió en su casa porque teníamos una enorme curiosidad por saber dónde pensaba él que estaba el origen, la semilla de las miles de melodías que ha compuesto en su vida con enorme éxito. Y esto sí que no voy a contarlo porque merece la pena que lo escuchéis de su boca.
Pero fue él quien nos llevó a reflexionar sobre quién enseñó al pájaro a cantar. La música no es exclusiva del ser humano. Solo con permanecer callado en medio de la montaña puedes escuchar sonidos, cantos que, aun inconexos, ponen una preciosa banda sonora a la creación. Incluso, entre las anestesias y la hipnosis de lo sensible, podríamos percibir al artista más vivo.
Desarrollar este proyecto audiovisual ha sido un reto muy difícil, que rompió nuestros esquemas, nuestros tiempos, que nos llevó a transitar por las saetas, el pop o la música sacra y que ve la luz gracias a un equipo de personas increíbles, valientes, volcadas desde el minuto cero en dar forma a este complejo tema. Los créditos son infinitos y esconden una gran sorpresa porque no podíamos dejarnos a nadie. Son cientos de personas las que, de un modo o de otro, han hecho posible que el sueño de vivir Descalzos, que es una forma de vida romántica y un tanto revolucionaria pese a ser propuesta hace más de 2.000 años, llegue a todos los públicos. Y eso, qué queréis que os diga, es gracias a «mi madre y mis hermanos […] Qué bonita es Tu Iglesia».