De madre a Madre - Alfa y Omega

Tarde fría de noviembre
se paró el tiempo en dos segundos
y sonaron las sirenas.
Instante que rompe la vida en mil pedazos,
lo que se tarda en ser y no estar,
paso entre el antes y el después.

Voló la noticia estremeciendo a compañeras,
amigas, profesoras, familias enteras,
a toda una comunidad que no estaba
preparada para el zarpazo de la vida.
Y en todos brotó la oración,
el pensamiento directo hacia vosotros,
de consuelo, de amor.
Cuatro familias rotas y unidas para siempre.

Pregunté por ti y me dijeron que estabas serena,
abrazada a tu pequeña, dándole besos,
y cubriéndola de amor doliente.
Y tu imagen me llevó a la cruz,
a María abrazando a un Cristo descendido,
al dolor infinito y desgarrador de una madre
acunando a su hijo, que ya goza del Padre.

Te veo a ti, María, madre,
entregando a esa Virgen María,
–madre y María también–,
lo más preciado de tu vida;
de madre a Madre,
de tus brazos a los suyos.
Profundo acto de fe,
encarnación del dolor de la Virgen
en el tuyo propio,
en una acera teñida en rojo,
en una tarde de otoño.

Y pienso que has sido elegida,
aunque ahora no lo veas,
aunque el desgarro de tu alma sea infinito.
Pero no es casual la escena,
de María a María, de madre a Madre,
abrazando a tu hija igual que Ella
lo abrazó en la cruz,
aceptando el sacrificio más intenso,
entregada a la voluntad del Padre.

Sofía Cagigal de Gregorio

Sofía Cagigal de Gregorio ha escrito ese poema después del trágico accidente de tráfico a las puertas del Colegio Montealto de Madrid en el que falleció una niña de 6 años y otras dos resultaron heridas.

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