Tres acontecimientos resumen la agenda mediática de este verano: un furibundo descuartizamiento, el top-less de Amaral y el asunto Rubiales y, a partir de ahí, poco más que el entretenimiento político a la espera de algún acuerdo. Sin embargo, un hecho relevante y que se viene fraguando desde hace meses ha pasado de incógnito hasta que, finalmente, ha puesto en un aprieto a los mercados bursátiles, al Consejo de Telefónica y al propio Gobierno español: la compra por el fondo STC de Arabia Saudí del 9,9 % de las acciones de Telefónica.
Desde hace unos años, la UE viene advirtiendo de este tipo de operaciones hasta el punto de que se aprobó una normativa sobre el control de inversiones extranjeras directas por parte de los Estados miembro para proteger, entre otras, las infraestructuras y las tecnologías críticas, la información sensible y los medios de comunicación. La reforma de la legislación española establece límites a estas inversiones extranjeras directas por encima del 10 %. Sin entrar en mayores disquisiciones jurídicas y económicas, lo cierto es que la defensa de los intereses estratégicos de España ha quedado en entredicho.
El año que viene la originalmente denominada Compañía Telefónica Nacional de España cumplirá 100 años desde su fundación, siendo uno de sus hitos más importantes la ampliación de capital privado en los años 60, conociéndose desde entonces sus acciones por matildes por la campaña publicitaria del actor López Vázquez. Pero no es una cuestión de nostalgia. Telefónica es uno de nuestros grandes pivotes empresariales. Esta operación, como tantas otras que se están produciendo, pone de relieve que se está configurando un nuevo orden mundial donde el rol europeo está perdiendo protagonismo y, en 2030, dicen los expertos que representará menos del 20 % del PIB internacional. Convendría que los asuntos de nimia trascendencia no desenfocaran la verdadera vocación de una Europa que ha sido uno de los grandes baluartes de la democracia occidental y de un Estado social y democrático de Derecho con aspiraciones de exportar sus valores al resto del mundo.