Cuatro muertos en el ataque de los militares a una iglesia en Myanmar

Cuatro muertos en el ataque de los militares a una iglesia en Myanmar

Una bomba de las Fuerzas Armadas de Myanmar derrumbó el techo sobre civiles que huían de los enfrentamientos entre estas y una nueva guerrilla

Redacción
Iglesia atacada en Myanmar
Así quedó la iglesia de Kayan Thaya. Foto: The Irrawaddy.

Cuatro personas han muerto y otras ocho han resultado heridas este lunes en el ataque de las fuerzas del régimen contra la iglesia de Kayan Thaya, en la ciudad birmana de Loikaw. Se trata de civiles que se habían refugiado en el templo para huir de los enfrentamientos entre el Ejército de Myanmar y rebeldes de la Fuerza de Defensa del Pueblo de Karenni.

El estado de Kayah es en este momento uno de los puntos más conflictivos del país. Además de las protestas pacíficas, de las huelgas y del movimiento de desobediencia civil, en todo el país han surgido milicias civiles que han tomado las armas en contra de los militares golpistas liderados por el general Min Aung Hlaing. Es el caso de la Fuerza de Defensa del Pueblo Karenni. Estos nuevos grupos están encontrando en las guerrillas de las minorías étnicas un aliado de circunstancias ante el enemigo común.

«Nadie recoge los cadáveres»

Los enfrentamientos comenzaron el viernes en Loikaw, la capital estatal, y el domingo causaron la muerte de 40 soldados gubernamentales. Un artefacto explosivo disparado por las Fuerzas Armada causó cuantiosos daños en el techo del templo, que se derrumbó parcialmente sobre varias personas. Luego, los militares se llevaron los cuerpos de los fallecidos. «Acabamos de enterarnos de que han dejado los cadáveres cerca de sus batallones. Nadie se atreve a recogerlos porque los soldados disparan contra todo lo que se mueve», recoge The Irrawaddy de boca de un miembro del grupo rebelde.

Además, este medio informa de que a los equipos de rescate les resulta imposible acudir porque la Junta militar de Myanmar ha impuesto toques de queda a distintas horas en diferentes áreas de la región, sin anunciarlos públicamente. Y castigan el incumplimiento con la fuerza. «Ayer dispararon contra un hombre después de las doce del mediodía porque estaba en la calle sin saber que había toque de queda. Lo dijeron después», explica el mismo miliciano.

Primera aparición pública de Suu Kyi

También este lunes se ha podido ver por primera vez en público a Aung San Suu Kyi, que hasta que fue depuesta durante el golpe de Estado fue la líder de facto de Myanmar. Después de más de tres meses de arresto, ha comparecido de forma presencial ante un tribunal entre fuertes medidas de seguridad. Según ha afirmado a Efe uno de sus abogados, se han podido reunir con ella durante media hora (hasta ahora solo lo habían hecho por videoconferencia) pero el caso no ha avanzado.

Suu Kyi está acusada de delitos como la importación ilegal de dispositivos electrónicos (unos walkie-talkies), la vulneración de las normas contra la COVID-19 y la incitación al odio. También se enfrenta a una acusación de violación de la Ley de Secretos Oficiales que podría costarle 14 años de prisión. La próxima audiencia tendrá lugar el 7 de junio.

Disolución de la Liga Nacional

Según sus abogados, la también nobel de la paz, de 75 años, se encuentra bien de salud. Pero vive aislada y sin noticias de lo que ocurre en Myanmar. Durante la reunión, ha afirmado que la Liga Nacional para la Democracia, que arrasó en las elecciones de noviembre y al que el Ejército acusó de fraude para justificar el golpe de Estado, «fue creada por el pueblo, por lo tanto seguirá existiendo mientras el pueblo la apoye».

Estas palabras de apoyo a su partido se producen después de que el pasado viernes, la Comisión Electoral birmana, controlada por los militares, anunciara que disolverá por fraude electoral a esta formación y que perseguirá por «traición» a sus líderes, entre ellos Suu Kyi.

Al menos 818 personas han perdido la vida desde la asonada a raíz de la brutal represión ejercida por las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que contabiliza en casi 5.400 los detenidos desde el golpe de Estado.