Cuatro años sin luz en la Cañada Real - Alfa y Omega

Cuatro años sin luz en la Cañada Real

Según Agustín Rodríguez, el único párroco de la zona, «vamos recuperando ese clima de diálogo y consenso», pero faltan soluciones

Rodrigo Moreno Quicios
Niños de la Cañada Real durante el reparto de juguetes que la Fundación Madrina hizo el pasado viernes
Niños de la Cañada Real durante el reparto de juguetes que la Fundación Madrina hizo el pasado viernes. Foto: Fundación Madrina.

«¿Sabes en qué notamos mucho que es Navidad? En que tenemos la calle llena de críos». Es la respuesta a este semanario de Agustín Rodríguez, párroco de Santo Domingo de la Calzada, sobre cómo se vive este tiempo litúrgico en la Cañada Real. A falta de adornos luminosos —pues varios sectores llevan cuatro años sin luz y ninguno de los ayuntamientos entre cuyo territorio se reparte planea instalarlos— el principal hecho distintivo es «ver a la chavalería corriendo y saltando». Algo que no sucede durante el curso en este asentamiento que va dando la batalla contra el absentismo y en el que «los niños están escolarizados a más del 90 %».

A pesar de la cintura de los vecinos de este asentamiento para celebrar la Navidad cuando las circunstancias no acompañan, el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, ha declarado que el desabastecimiento eléctrico «no puede ser más». Especialmente «en estos momentos de frío» —los expertos pronostican -3ºC de mínima para el próximo lunes— y con «una gran cantidad de niños y ancianos en situación de máxima vulnerabilidad». De acuerdo con el cardenal, «la Iglesia que está en la Cañada Real siempre ha intentado promover causas entre las distintas administraciones» públicas y la pelota está en el tejado de los dirigentes políticos, a quienes insta a que «entre todos se dé ya una solución a esta gente».

Coincide con él Rodríguez, quien no achaca mala voluntad a la Comunidad de Madrid ni a los ayuntamientos alrededor de esta barriada. Pero tampoco considera que tengan entre sus prioridades que estos vecinos tengan suministro eléctrico. «No han quitado la luz, pero no han sido capaces de resolver que no haya. Y ahí sí que tienen parte de responsabilidad, porque tienen que ser garantes de los servicios mínimos que dignifican la vida», sentencia.

A su juicio, una de las propuestas más realistas para resolver esta crisis es «legalizar una situación excepcional para un lugar, tiempo y condiciones concretas» y permitir que los vecinos paguen sus facturas. Aunque con la ley en la mano, hoy por hoy no se podría porque las viviendas en la zona carecen de cédula de habitabilidad Rodríguez, haciéndose eco de las recomendaciones del Defensor del Pueblo, pide «que la gente pueda tener un contrato con el que regular quién consume y cómo consume». Entiende que «eso tiene muchos problemas de carácter legal porque puede crear un precedente», pero considera que la propia Asamblea de Madrid tiene «capacidad para legislar» y «generar excepciones a la normativa». Algo que «no resuelve todos los problemas del mundo», pero sí permite identificar mejor dónde «hay sitios con plantaciones ilegales» —que son los principales culpables de superar la capacidad de la instalación— y vigilarlos más de cerca, al tiempo que se permite la vida normal a los vecinos honrados.

Pero también hay avances en la Cañada Real. Aparte de la ya mencionada lucha —con avances y retrocesos— contra el absentismo escolar, «se ha institucionalizado una mesa de empleo». Cuenta con diferentes iniciativas, como «un Empleabus que todos los meses va a distintos puntos para recoger currículos y contactar con empresas». Fruto del proyecto, «hay gente que ha encontrado trabajo». En opinión de Rodríguez, «es importante subrayar que vamos recuperando ese clima de diálogo y consenso».

Finalmente, revela que el pasado 3 de enero se celebró una Cabalgata de Reyes en la Cañada Real con el apoyo de muchos voluntarios de alrededor, como los de la Asociación Barró, el colegio Tajamar o la Asociación AVANZA y la Fundación Madrina. «Ayudan a los Reyes con cosas necesarias para la vida de los niños, como algo que tenga que ver con el cole», concluye.