José Cobo: «Me gustaría encender una nueva luz de Navidad en la Cañada Real, tras años sin luz en este Madrid iluminado» - Alfa y Omega

José Cobo: «Me gustaría encender una nueva luz de Navidad en la Cañada Real, tras años sin luz en este Madrid iluminado»

En su mensaje navideño el cardenal arzobispo de Madrid invita a comprometerse con el sufrimiento de los demás para que no caigamos en «la ingenuidad o en una celebración postiza»

Redacción
El cardenal José Cobo firma su primer mensaje de Navidad al frente de la diócesis de Madrid
El cardenal José Cobo firma su primer mensaje de Navidad al frente de la diócesis de Madrid. Foto: Archimadrid.

En su primera Navidad como cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo dirige un mensaje navideño en el que recuerda lo que celebramos estos días: «Que la humanidad es tan valiosa y tan amada para Dios, que Él mismo ha decidido formar parte de ella y quedarse con nosotros, en el día a día, en el abrazo, en el beso, en el trabajo y hasta en las lágrimas».

El cardenal saluda a todos los fieles de Madrid como su pastor. Recuerda, tanto a los más activos en las parroquias como a los que se sienten más alejados, «que formamos parte de este momento concreto de la historia y compartimos un proyecto común» en el que también unos somos responsables de la felicidad de los otros para construir la casa común.

«Que la Palabra eterna de Dios se haya hecho carne significa entonces que Dios nos dice quién es y donde está. Por eso, ser humanos es aprender a acoger todo lo que significa ser divinos», afirma Cobo. Destaca que acoger lo humano también supone acoger sus limitaciones y su fragilidad como la enfermedad o la soledad. Esa humanidad es la que «Dios acoge desde su presencia en Belén».

En este mensaje, el arzobispo también enumera algunos de los dramas que afligen el mundo, como las guerras en Tierra Santa y Ucrania o la tragedia de la migración forzada. El cardenal también asegura que le gustaría «encender una nueva luz de Navidad», especialmente a «nuestros amigos de la Cañada Real y a la parroquia que está allí, después de estos años sin luz ni condiciones dignas en las que vivir en medio de este Madrid tan iluminado».

Cobo anima a no perder el sentido de la Navidad, que también es compromiso con el sufrimiento de los demás: «Si no queremos caer en la ingenuidad o en una celebración postiza, de maquillaje, que se camufle ante el sufrimiento ajeno, nos comprometemos a estar despiertos, tomar conciencia y no hacer invisible el sufrimiento».

El cardenal insiste en que no estamos solos, sino que «nuestra existencia es acompañada, Él está con nosotros» y «nos anima a devolver con generosidad todo el amor y toda la gracia recibida». Por eso, Cobo invita a «mirar a los que nadie mira y favorezcamos la cultura del encuentro y la convivencia más humana y humanizante. Que todas las instituciones, tanto públicas como privadas levantemos la mirada y descubramos un horizonte esperanzado en que nadie sobra, no hay humanidad descartada ni abandonada».

Por último, indica que toda la Iglesia de Madrid está al servicio de esta humanidad: «Somos una comunidad de puertas abiertas para ser luz y sal del mundo, para ser levadura que fermente y haga crecer a toda la sociedad». El cardenal despide su mensaje bendiciendo a los madrileños y recordando que en las manos de Dios está «este apasionante tiempo que vivimos, con sus encrucijadas históricas donde estamos tú y yo y tantos otros que harán del lugar de la Navidad de Cristo».