Cuando son otros los que ofrecen las respuestas

Para Patricia el acceso a internet no le supuso, como a miles de niñas en nuestro país, un trastorno de la alimentación o un afán desmedido por querer ser como la influencer de moda, cuyo fenómeno analizamos en la tribuna de esta semana. Patricia buscó respuestas para paliar el miedo a la muerte, provocado por el fallecimiento de un familiar muy querido. Tenía 18 años y el corazón roto, caldo de cultivo para generar una relación sectaria con un hombre peruano, Steven Manrique, que a través de manipulaciones psicológicas la convenció para que viajara a la selva con él y creyera que era la elegida por el autodenominado príncipe Gurdieff para repoblar la humanidad tras una gran catástrofe. Ella no solo lo creyó como para abandonar su hogar, sino que la encontraron 18 meses después desnutrida y con un bebé en los brazos. Hay en España un solo centro público que tiende a las víctimas de las sectas; está en Marbella y uno de sus psicólogos alerta en Alfa y Omega de que nadie está a salvo de caer en ellas. De hecho, ofrecen la cifra de 400.000 personas que, de uno u otro modo, están en estas redes. Esta historia recuerda a las familias la importancia de estar alerta y a la Iglesia de ofrecer respuestas.