Cristina Castaño: «Sin la risa y el buen humor no se podría vivir» - Alfa y Omega

Cristina Castaño: «Sin la risa y el buen humor no se podría vivir»

Cuando la actriz recibió la invitación del Papa para el encuentro con cómicos del próximo viernes, pensó que era una broma. «Me gusta que el Vaticano dedique un espacio al humor», dice

Victoria Isabel Cardiel C.
La humorista española en la plaza de Santa Ana de Madrid
La humorista española en la plaza de Santa Ana de Madrid. Foto: Guillermo Navarro.

¿Qué espera de este encuentro con el Santo Padre?
No sé muy bien qué esperar. La invitación me ha pillado, sinceramente, por sorpresa. Nunca hubiera planeado que el Papa quisiera tener un encuentro con humoristas o con artistas que estamos relacionados con el humor. En este sentido, estoy abierta a vivir una experiencia vital de la que me siento afortunada de poder formar parte.

¿Cómo han contactado con usted?
Mi representante recibió la invitación y me la trasladó. A partir de ahí las comunicaciones han sido muy ágiles. Pero confieso que al principio, cuando recibimos la propuesta, pensamos: «¿Esto va en serio?». Pero sí, iba en serio.

Quizá pensaba eso porque en el imaginario público el Vaticano es aburrido.
Bueno, me parece muy bien que le den importancia al humor. Me gusta que el Vaticano le dedique un espacio, porque efectivamente creo que esta realidad tiene un peso real en la vida diaria de las personas y en la sociedad. Sin la risa y el buen humor no se podría vivir; son compañeros de viaje que te permiten sobrellevar situaciones complicadas. La vida es muy dura a veces y la comedia es la herramienta que te permite ver esas situaciones desde otro prisma.

¿Ha llegado a esa conclusión gracias a su experiencia como cómica?
La serie La que se avecina fue muy importante en este país. La hice hace ya ocho años, pero recuerdo que mucha gente, que en ese momento estaba pasando una enfermedad grave, me escribía para decirme que verla o reírse conmigo le había aliviado enormemente su sufrimiento. Creo que es bonito que el Papa Francisco lo valore.

¿Puede el humor ayudar a superar una enfermedad?
No, no quería decir eso. Quiero decir que alguien puede estar pasando una época muy difícil en la vida, ya sea por una enfermedad que le impone mucho dolor físico o por una situación emocional complicada. En ese contexto, ver de repente una serie o una película que le gusta o sencillamente una escena con algún actor que la hace reír puede atenuar ese dolor. Creo que en este sentido el humor es una especie de consuelo, pero desde luego nunca podría decir que ayuda a superar una enfermedad.

Compartirá asiento en el Vaticano con más de 100 artistas de todo el mundo.
La verdad es que los participantes también han sido una grata sorpresa. Cuando recibí la invitación no sabía quién había confirmado. Pero ver que van a ir más compañeras españolas como Sara Escudero Rodríguez o Victoria Martín me hace sentir muy arropada. También habrá actores internacionales como el francés François Cluzet o la estadounidense Whoopi Goldberg. Incluso presentadores muy famosos, como Jimmy Fallon. Estoy muy contenta porque los admiro y me hace mucha ilusión poder conocerlos.

¿Vivimos momentos complicados para el humor?
Es cierto que hoy en día se ha despertado mucho el sentido del ofendido, sobre todo en redes sociales. Pero si te soy honesta, yo nunca he tenido problemas en este sentido. Hoy por hoy es gratuita la opinión en redes. Cualquiera dispara opiniones y se enciende muy rápido. Pero más allá de eso, creo que hay que tener sentido común a la hora de emplear el humor y también, por supuesto, a la hora de recibirlo. 

Placer al alma

Uno de los santos más sabios, Tomás de Aquino, aconseja en su impecable Suma teológica tener buen humor por sus cualidades terapéuticas. Su único objetivo, dice, es ofrecer placer al alma. Incluso considera un vicio rechazarlo. El Papa no puede estar más de acuerdo. No pierde ocasión para cultivar la risa y no es raro que expanda sus bromas incluso en las citas políticas que mantiene en el Vaticano. Desde hace más de 40 años, reza una oración de santo Tomás Moro para no perder nunca esta virtud.

Ha sido todo muy precipitado, no sé si ha podido hablar con su entorno laboral sobre este encuentro. Si es así, ¿cómo lo han valorado?
Evidentemente el Papa es el líder mundial del catolicismo; el mayor líder espiritual del planeta, básicamente. Pero está vinculado a la religión católica y muchos compañeros no son afines. Ni siquiera yo misma me considero católica. Soy una persona más espiritual que católica. Pero, sinceramente, creo que aceptar esta invitación va más allá de las propias creencias religiosas. No creo que el Papa me invite por eso. Francisco me invita a su casa y yo acepto su invitación. Hubiera sido descortés por mi parte no venir.

¿Qué opinión cree que ha generado en general la invitación del Vaticano?
Hay opiniones para todos los gustos. Hay gente a la que le hace mucha ilusión y le parece una experiencia vital, que es como yo me lo he tomado. Me siento una privilegiada porque no todo el mundo tiene acceso al Vaticano y al Papa. Pero también entiendo que hay gente que a lo mejor no es muy afín a la forma de pensar de la Iglesia y no les atrae mucho la idea. 

Además del encuentro con el Papa, ¿qué plan tiene en Roma?
Estaré en Roma este jueves y viernes. Nos invitan a los Museos Vaticanos, así que va a ser maravilloso poder visitarlos. Quiero aprovechar también un poco para poder disfrutar de la ciudad. Va a ser una aventura.