Cristianos y musulmanes conviven ocho meses en un barco de 29 metros de eslora
El proyecto, que busca difundir un mensaje de paz y diálogo, levó anclas el lunes desde el puerto de Barcelona. La española Aurora Ferro subirá a bordo en la quinta etapa
No es nada habitual que un barco forme parte de los materiales de una actividad pastoral, y menos una goleta de tres palos. «Desde luego, yo nunca lo había visto antes», confiesa Carlos Bosch, director del Secretariado de Pastoral con Jóvenes del Arzobispado de Barcelona. Por eso el buque Bel Espoir, que zarpó el pasado lunes desde el puerto de Barcelona y que recalará en 30 puertos de todo el Mediterráneo, representa una oportunidad única para romper con el «siempre se ha hecho así», que tantas veces ha criticado el Papa Francisco, y «abrir con creatividad nuevos caminos», indica.
A bordo viajarán por turnos 200 jóvenes de entre 18 y 30 años, de diferentes nacionalidades, culturas y religiones, con el objetivo de promover la paz y el diálogo. «Se trata de un proyecto de la diócesis de Marsella, pero en el que están involucradas todas las Iglesias locales por las que pasará la tripulación», detalla el director.

A la llegada a cada puerto, los navegantes participarán en un pequeño congreso temático al que también estarán invitados los jóvenes de la diócesis de atraque. En Barcelona, por ejemplo, versó sobre el diálogo entre culturas. «Nuestra propuesta, en este sentido, habla de acoger al otro siempre como un don», resume.
Para el presidente de la Generalidad de Cataluña, que recibió a los navegantes pocas horas antes de levar anclas, este es «un mensaje de esperanza» que llega en el momento justo. «Es más necesario que nunca», afirmó Salvador Illa, ante la realidad de un mundo que vive una «situación muy difícil». No citó la guerra de Ucrania o a la polarización política en España, pero varios de los presentes pensaron en ambas cosas ante las palabras del mandatario.
Una española a bordo
La primera etapa del recorrido acabará en Tetúan. En un segundo momento, la tripulación viajará entre Palermo y Bizerta y reflexionará sobre Educación y sociedad. Otros asuntos en los que ahondarán los jóvenes durante la experiencia son: El papel de la mujer en el Mediterráneo; Religiones en diálogo; Desafíos migratorios; Cristianismo oriental y occidental; y Construyendo la paz.
En la quinta etapa, que se desarrollará del 5 al 20 de julio entre Estambul y Atenas, se disertará sobre Medio ambiente y desarrollo. Durante esos 15 días, el Bel Espoir acogerá a una de las pocas españolas que participará en la expedición: Aurora Ferro, de 25 años, que se mueve a caballo entre las diócesis de Barcelona y Tarrasa y cuyos estudios, de Traducción e Interpretación y de Humanidades, revelan un interés por ayudar a las personas a entenderse a pesar de hablar un idioma diferente.

«Todo el tema de la comunicación es una cuestión básica», sostiene. «Lo que ocurre es que lo que no conocemos nos es ajeno» y, al final, «ante una realidad que no te interpela es más difícil acercarse o reconocerlo como igual». En este sentido, Ferro está convencida de que el proyecto, al que tilda de «aventura», va a ayudar a los participantes a «encontrar puntos en común entre las diferentes culturas y religiones» porque «vamos a ver todo ello encarnado en personas concretas con las que vamos a convivir» en unos pocos metros de eslora.
Concretamente, el Bel Espoir tiene 29 metros de eslora. El barco se construyó en 1944. Después de un pasado como buque de transporte, fue adquirido en 1968 por la asociación de un antiguo capellán de prisiones francés, Jeudi Dimanche. La entidad benéfica lo utilizó para sacar a navegar a jóvenes problemáticos y drogodependientes. Se trataba de una terapia para alejarse de las adicciones y, al colaborar entre ellos, aprender las relaciones sociales.