Congreso sobre Tolkien en la UFV: «Las grandes historias cuentan quiénes somos»
Ilustración, videojuegos, cómics… En su Semana de la Imagen, la Universidad Francisco de Vitoria ha abordado «desde cuántos puntos de vista distintos se entiende a Tolkien, y se le entiende bien», celebra la directora
«J. R. R. Tolkien sigue vivo». Lo asegura Victoria Hernández Ruiz, directora del congreso Tolkien: poética, mito y lenguaje. La Universidad Francisco de Vitoria ha elegido este tema para la quinta edición de la Semana de la Imagen al estar a punto de cumplirse los 50 años de su muerte. El marco general de la Semana de la Imagen es Imagen y reconocimiento, y «creíamos que su imaginario podía ser un gran tema».
El resultado es que «hemos tenido una respuesta que no nos esperábamos», bastante superior a años anteriores, subraya Hernández. Cree también que «la serie Los anillos de poder ha sido un aliciente que ha vuelto a poner su nombre sobre la mesa». La cita, que se puede ver íntegramente aquí, ha reunido a estudiosos de Tolkien en muchos ámbitos diferentes, desde la literatura a la filosofía o la ética. No en vano «la literatura es una antropología, una metafísica, y refleja lo que el hombre lleva dentro».
Dentro de ella Tolkien «es muy grande», no solo por su amplísimo imaginario, «sino porque nos remite a las grandes historias, los grandes poemas épicos de la Antigüedad y la Edad Media, que no son nada menos que la forma de contar quiénes somos y cómo nos relacionamos con los demás hombres, con el mundo y con Dios», como todos los grandes libros. «Es el cuento eterno», que «nos remite a la vida misma»: la naturaleza, el progreso, la caída, la muerte, la belleza, la música, el arte, el amor… «No es solo entretenimiento».
También autor trágico
Como no podía ser menos dentro del marco de la convocatoria, también se ha prestado especial atención al mundo de la imagen, pues «su imaginario ha dado lugar a un montón de representaciones: ilustración, videojuegos, cortos, cómics…». La directora del congreso celebra haber podido «ver desde cuántos puntos de vista distintos se entiende a Tolkien, y se le entiende bien».
Ha habido desde actuaciones musicales hasta debates sobre si es más fuerte en Tolkien la influencia platónica o aristotélica, pasando por la presentación de la iniciativa El Camino del Anillo, de la Fundación Laudato Si de la archidiócesis de Madrid. Se ha planteado el potencial de la fanfiction —relatos escritos por fans inspirados en la obra de otro autor—, e incluso se ha planteado un paralelismo entre su Hoja de Niggle —un relato corto en el que refleja su experiencia de no dejar de desarrollar una obra siempre inacabada— y la serie The Mandalorian, del universo de Star Wars.
En su intervención, Hernández abordó su faceta como autor trágico en la historia de Los hijos de Hurin. «En este mundo épico y glorioso llama muchísimo la atención una historia de un héroe trágico», que termina suicidándose. «Es un personaje misterioso del que se ha dicho de todo y se lo ha comparado con Sigfrido o Edipo. «La tragedia también nos pone delante del espejo», y nos enseña que «es necesario conocer nuestros limites y reconocer que somos falibles». En la conclusión de su ponencia, «al final también lo he salvado», pues en cierto sentido es «la figura del justo doliente», y aunque «muere de forma terrible, ha amado, ha sido amado y ha matado al monstruo».
Entre el público y los ponentes había muchos expertos que estudian al autor desde hace años, pero también «alumnos que lo adoran». Algunos por la influencia de padres o hermanos mayores. Otros «gracias a la serie» Los anillos de poder, estrenada en la plataforma Amazon en septiembre pasado, o por las películas de Peter Jackson a principios de los años 2000.
«Aunque la serie ha recibido muchísimas críticas —igual que las películas—, tiene cosas muy buenas. Tolkien ha tenido un atractivo muy especial durante muchísimos años y estas formas de revivirlo no hacen sino ganar más adeptos». Por eso, opina que «siempre es una gran oportunidad, no creo que nos tengamos que rasgar las vestiduras los más puristas porque el imaginario no se respeta, sino abrazar esta oportunidad».
Con todo, reconoce que «hay otros que se apropian de él para sus propios fines», por lo que hay que encontrar un «equilibrio complicado» entre valorar el atractivo que tiene, por el que pueden llegar a su obra personas distintas; y alertar de estas apropiaciones. «Pero pasa con todos los grandes autores y con el arte en general. Cuando alguien quiere contar algo y sabe que la belleza sirve para atraer y deleitar», puede caer en la tentación de «apropiarse de algo que gusta y hacerlo suyo».