Comienza el centenario del Cántico de las criaturas, «inspirador de la verdadera ecología»
Comienzan las celebraciones del centenario de la célebre composición de san Francisco de Asís
En la primavera de 1225, pocos meses después de haber recibido las llagas de Cristo en el monte Alverna, san Francisco de Asís pasó 50 días en una celda de San Damián, cerca de su ciudad natal, en un monasterio en el que vivían santa Clara y las primeras jóvenes que se le unieron. Fue en ese lugar y en esos días en los que el santo compuso uno de los poemas más célebres del Medievo, el Cántico de las criaturas. La familia franciscana ha abierto las celebraciones por su octavo centenario.
La semana pasada, los ministros generales de la Primera Orden y los de la Tercera Orden Regular y Secular, se unieron en ese mismo lugar a numerosos frailes y clarisas para dar inicio a la conmemoración. Esta se enmarca en los diversos eventos por los 800 años de las últimas etapas de la vida de san Francisco.
El poema «va cantando a los cuatro elementos fundamentales: cielo, tierra, agua y fuego. En él nuestro padre va dando gracias al Señor por todos ellos», afirma Antonio Arévalo, secretario de la provincia franciscana de la Inmaculada. El Poverello lo compuso «para que los frailes lo fueran cantando en sus peregrinaciones apostólicas para predicar. Aunque su melodía original no ha llegado hasta la actualidad, sí hay documentos que indican que tenía música desde el principio», relata.
Junto a ello, el santo quiso añadir algunos versos que estaban muy relacionados con lo que estaba viviendo: «Canta a Dios por los que perdonan, porque él mismo tuvo que poner la paz entre el podestá de Asís y el obispo de la diócesis; y también por los que sufren enfermedades —él estaba prácticamente ciego—, y hasta por la hermana muerte, por la que tuvo que pasar al año siguiente», dice fray Antonio.
Lo que contiene el Cántico de las criaturas «es una experiencia profunda de Dios, propia de un místico». Tiene asimismo «una actualidad enorme porque inspira, tal como señaló el Papa Francisco en Laudato si, la verdadera ecología, que no solo es el cuidado de los animales, sino apreciar sobre todo el profundo sentido de la creación y su belleza, como un signo del amor de Dios, que es a quien san Francisco hace siempre referencia».