La ola de calor televisiva siempre es fiel a su cita. Por desgracia, en estas últimas semanas ha habido que echar el resto entre las cenizas de la España arrasada por los incendios. El verano nos ha acostumbrado a esa incendiaria alerta informativa permanente, mientras el resto de la programación parece relajarse y tomarse el necesario respiro. Porque el verano, en televisión, es tiempo de reposiciones, de probar tímidamente algún formato y, sobre todo, de no arriesgar demasiado, porque la gente —que ya de por sí ve cada vez menos televisión tradicional— anda al sol que más calienta, delante de otras pantallas. Dentro del tono menor que cabe esperar, RTVE tunea cada verano su clásico Comando Actualidad para ofrecernos un refrescante Comando al sol, con una serie de reportajes de inconfundible sello veraniego que, de manera desenfadada, nos recuerdan, paradójicamente, que es tiempo de desconectar de la televisión.
Desde este pasado martes, y en horario de máxima audiencia (22:40 horas y con preestreno a las 19:00 horas en RTVE Play), La 1 nos abanica semanalmente con lugares predecibles como Ibiza y otros que, a priori, no lo son tanto, como las tierras manchegas de Don Quijote. Apunten, porque es televisión que oxigena, sin más pretensiones, y merece la pena poder recorrer La Palma, que se abre al turismo tras la erupción volcánica; por Málaga y las calles enjalbegadas de Frigiliana o las remozadas playas de Torremolinos; por el pueblo soriano de san Pedro Manrique y su ancestral rito del fuego, donde que hay que tratar de pisar las brasas sin achicharrarse; por la ciudadela menorquina; por Barbate o La Alcarria; por las Rías Altas, o por el frescor y la belleza del Pirineo aragonés. Ya sabemos que no es lo mismo, pero viajar así, sin moverse del sofá, teniendo en cuenta el precio al que está la gasolina, no es poca cosa.