Colecta para una Tierra Santa sin peregrinos
A la espera de ayuda del resto del mundo, los franciscanos hacen números para mantener sus escuelas y seguir pagando sueldos
Para los franciscanos de Tierra Santa, el confinamiento y el cese de las peregrinaciones han sido ocasión de «rezar muchísimo más». Por otro lado, resultaba «muy triste» ver los santuarios vacíos o solo con un puñado de fieles locales. Pero fray Aquilino Castillo, representante legal en España de la Custodia de Tierra Santa, es optimista. Cree que la demanda no ha desaparecido (algunos grupos polacos e italianos intentaron viajar en agosto) y que a partir de octubre pueden reiniciarse las entradas; sujetas, claro, a la situación en cada país y a los requisitos para entrar.
Tony Khashram, presidente de la Asociación de Turoperadores de Tierra Santa, se muestra mucho más sombrío. No cree que vayan a llegar grupos hasta primavera, ni con el mismo volumen. Cuenta a Alfa y Omega que después de varios años de marcado crecimiento (en 2019 él y sus compañeros acogieron a 450.000 peregrinos), ahora todos los trabajadores del sector, unos 265.000, están sin trabajo. En Israel hay un equivalente al ERTE, pero no en Palestina.
El impacto es especialmente fuerte entre los palestinos cristianos, pues las peregrinaciones «son el centro de su economía en Jerusalén Este», explica Khashram. Allí, una de cada ocho personas (1.200 de 9.500) trabaja en el sector. En toda Palestina, 16.500. También dirigen el 95 % de las 50 empresas de su asociación. Hasta ahora casi todos los cierres han sido temporales. Pero «sin apoyo financiero», teme, se multiplicarán las quiebras. Y muchas empresarios deben hacer frente aún a deudas contraídas para ampliar el negocio. «Ha sido una catástrofe».
«Lo que Dios quiera»
La Iglesia ha acudido al rescate. «Cáritas está trabajando muy bien», explica fray Castillo; y las parroquias de Galilea han estado enviado comida a las de Cisjordania. Además, las comunidades franciscanas han seguido pagando la mitad del sueldo a los trabajadores que mandaban a casa. «Siempre tenemos algo de remanente», conscientes de que cada pocos años un conflicto frena las peregrinaciones. Pero nunca habían parado del todo, ni eso se había unido a un retraso de la colecta a favor de Tierra Santa.
Pospuesta hasta este domingo, 13 de septiembre, los franciscanos ya cuentan con que se recaudará menos debido a las restricciones al culto en muchos países y al aumento de las necesidades en todo el mundo. De momento, el Centro Tierra Santa (centrotierrasanta.com) ha ido recibiendo algunos donativos, desde un euro hasta varios cientos. También los religiosos se están apretando el cíngulo. Todas las obras no urgentes se han cancelado para dar prioridad a la alimentación de la gente, a «pagar los sueldos», y a mantener abiertas sus 14 escuelas, donde estudian 10.000 alumnos de familias humildes. Son su principal apuesta para la «construcción social: generando más médicos, enfermeros, ingenieros, profesores… vertebraremos una sociedad más libre».
Siempre son deficitarias, pero este año los números rojos serán mayores porque muchos más padres no podrán pagar la pequeña cuota. «Que sea lo que Dios quiera», sentencia el fraile español. «A fin de cuentas, Él va a estar ahí, y nos acogemos a Su providencia más que nunca».