Cobo pide el diálogo de las administraciones para resolver la situación de las personas sin hogar en Barajas - Alfa y Omega

Cobo pide el diálogo de las administraciones para resolver la situación de las personas sin hogar en Barajas

El arzobispo de Madrid, durante la Misa en la pradera en el día de san Isidro, ha pedido que sigamos el ejemplo del santo para afrontar las dificultades que perviven en la ciudad de Madrid

Cristina Sánchez Aguilar
El cardenal Cobo durante la celebración de la Eucaristía en la pradera de san Isidro
El cardenal Cobo durante la celebración de la Eucaristía en la pradera de san Isidro. Foto: Josele Martín.

Ya la glorieta de Marqués de Vadillo, ataviada con claveles y rodeada de chulapos y lunares, premoniza el caudal de fieles que, camino a la pradera, sorteaba puestos de rosquillas, de zarajos y de mantones, para llegar a tiempo a la Eucaristía, que a las 13:00 horas y con el santo a la izquierda del altar, pone bajo el arado de san Isidro a todo el pueblo de Madrid.

Miles de familias con niños, con esa mezcla de culturas que es ya la ciudad de Madrid, hacen un alto en el camino para bailar un chotis o hacerse una foto con el traje típico castizo. Hay quien se queda en los alrededores disfrutando de la fiesta, quizá sin recordar que festejamos al patrón de la capital, a un hombre santo, un marido santo, un agricultor sencillo que recuerda que todos estamos llamados a la santidad.

El alcalde de Madrid y el presidente del PP en un momento de la celebración. Foto: C. S. A.

El coro de jóvenes de la parroquia San Fulgencio y San Bernardo entona la canción de entrada y da paso a la procesión de decenas de sacerdotes de la archidiócesis de Madrid, desde la Ermita del Santo. Antes, todas las miradas fijadas en el stand de la izquierda, donde un reguero de autoridades no han querido perderse la cita con Isidro y con la Iglesia que camina en Madrid, que recuerda que solo Dios da sentido a cualquier celebración. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, y una veintena de personas más, bien rodeadas de guardaespaldas y Policía, esperan la llegada del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, flanqueado por sus obispos auxiliares Vicente Martín y José Antonio Álvarez, por el cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas (Venezuela), y por el arzobispo de Ciudad Bolívar (Venezuela), Ulises Gutiérrez.

Comienza la celebración con emoción. Todo el presbiterio sonriente. Es el pueblo fiel de Dios, el sencillo, como la vida de Isidro, quien «supo en qué tierra caminaba, en medio de no pocas dificultades», como recuerda el arzobispo en sus palabras. Isidro, añade, «hoy nos dice que tenemos sentido y que es posible dar luz y sentido a la vida por complicada que sea. Su vida fue sencilla, pero profundamente evangélica. Supo quién era, supo en qué tierra caminaba, y hacia dónde dirigía su vida en medio de las dificultades».

Continúa sus palabras el cardenal recordando a los miles de presentes, bajo un sol inesperado de mayo en un día con previsión de lluvia —regalos del cielo— que nos encontramos «en un mundo con sed de sentido. Donde estamos divididos y metidos en cápsulas sin sentido. Un mundo precioso, pero marcado por el individualismo, el desarraigo, la pérdida de sentido y la fragmentación». Es aquí donde las palabras de Jesús «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos», resuenan con fuerza.

En este sentido, anima a los presentes: «No dejéis de participar, de arropar y construir vuestras comunidades, al estilo de Isidro, que las visitaba, rezaba y participaba». Porque «la presencia de nuestras comunidades es el Evangelio de la cercanía». En el ecuador del año santo jubilar dedicado a la esperanza, insiste: «Seguid construyendo vuestras comunidades y haciendo de ellas lugares y casas de esperanza para todos nuestros vecinos».

Y comunidades unidas, porque «no podemos ser testigos del Evangelio si vivimos divididos por ideologías o por egoísmos». Precisamente «san Isidro nos recuerda que la verdadera santidad no divide, sino que une». «Sembrad esperanza, sembrad unidad», ha animado. «Somos sembradores de Cristo también entre nuestros vecinos», los de arriba y los de abajo, ha dicho, con los que «nos encontramos en el Metro»… «Somos sembradores de esa felicidad en medio de ellos».

Miles de fieles ataviados de chulapos y chulapas asisten a la Eucaristía. Foto: Josele Martín.

Cobo, que ha recordado al Papa Francisco y al nuevo León XIV y su inicio de pontificado, en el que recordó que «Dios nos quiere. El mal no prevalecerá», señala que «en estos días nos hemos dado cuenta de que el mundo miraba a Roma, quizá buscando con sed a alguien que de sentido. Quizá nos hemos dado cuenta de la sed del mundo y de una sociedad donde muchos no saben ya de dónde vienen ni hacia dónde van».

Diálogo entre las administraciones

Durante su homilía, el arzobispo de Madrid, y ante el nutrido grupo de representantes de la Administración, pidió el acuerdo de todas ante las dificultades que vive la ciudad, «este Madrid abierto y cosmopolita» en el que tenemos «no pequeños desafíos», con «muy serios problemas de vivienda y de acceso a ella de nuestros jóvenes, con el riesgo de una dualización social o con no pocas personas en situación de calle incluso en nuestro aeropuerto». Necesitan, ha constatado Cobo, «la intervención de todas las administraciones y de todos nosotros para dar respuestas de humanidad y justicia».

El compromiso de la Iglesia, continúa, «de la sociedad y de los poderes públicos debe caminar en esta dirección, como señala la doctrina social de la Iglesia». Aún estamos «muy lejos de podernos dar por satisfechos en la atención a las personas sin hogar o a los menores en desventaja», por señalar, dice Cobo, «solo dos situaciones flagrantes».

Concluye el cardenal pidiendo que sigamos el ejemplo de Isidro. En ayudar a los vecinos. En cuidar a los más vulnerables, a los migrantes y el respeto a sus derechos más básicos. Y pide «un poco de tregua, ya que vamos de susto en susto. La pandemia, la climatología y apagones incluidos».