Cinco mártires de la Comuna de París serán beatificados este sábado
Henri Planchat optó por confesar a sus feligreses antes de Pascua en vez de huir de los revolucionarios que controlaban la capital en la primavera de 1871. Al reconocer su martirio, con el de otros cuatro sacerdotes, la Iglesia presenta un testimonio de que «la fe no es solo una opinión, sino un verdadero don de Dios»
Semana Santa de 1871, en París. El sacerdote Henri Planchat, primer sacerdote de la Sociedad de Vicente de Paúl, quiere ayudar a sus fieles a prepararse para la Pascua. Desde hace menos de tres semanas, París se encuentra bajo el régimen de la Comuna, establecida en oposición el nuevo gobierno republicano para seguir los ideales socialistas libertarios. Y desde el Domingo de Ramos, la ciudad está asediada por el Ejército nacional. Por ello, cuando avisan al padre Planchat de que es posible que los revolucionarios lo detengan, en vez de huir sigue confesando a los feligreses.
Es Jueves Santo, 6 de abril, cuando es arrestado. Los comuneros consideran a los exponentes de la Iglesia católica un obstáculo que debe ser eliminado. No les importó su amplia labor social, como cuando al estallar la guerra de 1870, puso en marcha una ambulancia para atender a los heridos.
El miércoles siguiente detienen también a Ladislas Radigue, Polycarpe Tuffier, Marcellin Rouchouze y Frézal Tardieu, de la Congregación de los Sagrados Corazones. Los asaltantes también profanan la Eucaristía y los objetos sagrados del convento. Los cinco sacerdotes son trasladados a la prisión de Mazas, y luego a La Grande Roquette. Allí, se dedican a alentar y a confesar al resto de presos.
La Semana Sangrienta
El 21 de mayo de 1871, los soldados consiguen asaltar la ciudad. Comienza la entonces la Semana Sangrienta, una cruenta batalla por el control de la capital que se saldó con miles de muertos, incendios y destrucción. El día 26, cuando están a punto de ser derrotados, los rebeldes sacan de su celda a nueve clérigos (los futuros beatos junto con tres jesuitas y un seminarista) y a 40 civiles (33 guardias, tres gendarmes y cuatro espías). Tras ser llevados a su ejecución en medio de los insultos de la gente, son fusilados en la calle Haxo. Acto seguido, la multitud se ensaña con los cuerpos.
Este sábado, la iglesia de Saint-Sulpice acogerá la beatificación de estos cinco mártires después de que el 25 de noviembre de 2021 el Papa Francisco autorizara el reconocimiento de su martirio. Jean-Marie Dubois, responsable de Causas de los Santos de la diócesis de París, explica en una entrevista en la página web de la diócesis que para los nuevos beatos «la canonización o la beatificación no cambian mucho, ellos no van a cambiar de lugar en el cielo. Pero para nosotros, para la Iglesia, es la prueba de una fuerza extraordinaria, de un tesoro de gracias».
Al beatificarlos, prosigue Dubois, «la Iglesia presenta a los cristianos de hoy un modelo de hombres que permanecieron fieles a Cristo hasta el final». Así, dieron testimonio de que «la fe no es solo una opinión o algo accesorio, sino un verdadero don de Dios».