Cinco años después de Lesbos, Grandi agradece la «fortaleza y visión» del Papa
Nour, una de los doce refugiados que Francisco se llevó de vuelta a Roma desde Moria, es ahora bióloga en el Bambino Gesù. Es solo una de las 3.500 historias que han hecho posibles los corredores humanitarios
Nour Essa trabaja como bióloga en el hospital Bambino Gesù, de Roma. Algo difícil de imaginar cuando, con 31 años, se embarcó con su marido Hassan y su hijo Rifat, de 3 años, en una lancha de goma para hacer el viaje desde Turquía a la isla griega de Lesbos. «Doy las gracias al Papa por todo lo que ha hecho por nosotros, por haber cambiado nuestra vida y nuestro destino».
Efectivamente, la de Nour es una de las tres familias que hace ahora cinco años embarcaron, casi por sorpresa, en el avión con el que el Papa volvía al Vaticano después de una impactante visita a Lesbos y al campo de refugiados de Moria. En una entrevista a Vatican Newscon motivo de este aniversario, comparte sus nítidos recuerdos de ese viaje. Sobre todo, la imagen de Francisco siempre «sonriendo».
Nada más aterrizar en Roma, Nour ya expresó a los medios de comunicación su «aprecio» y su gratitud al Santo Padre «porque nos ha concedido una oportunidad y ha ofrecido un bello futuro a mi hijo. Ha hecho más que cualquier líder musulmán porque ninguno ha hecho lo mismo por nosotros», recogió EFE. En Siria, era microbióloga en la Comisión de la Energía Atómica. La familia abandonó su hogar ante el temor de que Hassan fuera reclutado para el Ejército.
La colaboración de Sant’Egidio
Poco antes de su viaje, el Pontífice había contactado con la Comunidad de Sant’Egidio para confiarles su deseo de llevarse a algunos refugiados vulnerables de vuelta a Roma desde Lesbos. Daniela Pompei, responsable de los servicios a inmigrantes de Sant’Egidio en Italia y principal responsable de la puesta en marcha de los corredores humanitarios, ha recordado para Vatican News lo ocurrido ese 16 de abril. «Fue una emoción muy fuerte para todos nosotros», ha narrado.
«Nunca pensamos que fuéramos a subir al avión del Papa, solo nos enteramos la noche anterior. Pensábamos que saldríamos en un vuelo regular». En solo tres días, en el campamento de Karatepe, también en Lesbos, se identificaron las familias más vulnerables con niños pequeños.
Este hecho excepcional abrió el corredor humanitario desde Grecia. Esta figura se había puesto en marcha unos meses antes, y había dado su primer fruto el 4 de febrero de ese mismo año, cuando la primera familia llegó a Italia desde el Líbano. Desde entonces, son 3.500 las personas que han llegado a Italia, Bélgica, Andorra y Francia. Este último país ha renovado, este mismo viernes, el acuerdo alcanzado en 2017, y que ha permitido la reubicación de 500 solicitantes de asilo.
El Papa, con Filippo Grandi
Este jueves, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, se reunió con el presidente de la Comunidad de Sant’Egidio, Marco Impagliazzo. Además de abordar el resultado de los corredores humanitarios con Etiopía, el Líbano y Grecia, el alto comisionado ha agradecido a esta realidad eclesial su labor, en la que colabora estrechamente con ACNUR.
Grandi ha querido incluir este encuentro en una apretada agenda de reuniones con el presidente, primer ministro y ministros del Interior y Exteriores italianos. Además, este viernes se ha reunido con el Papa, con quien ha compartido preocupaciones similares. «El Papa Francisco es uno de los grandes campeones de la causa por los refugiados y migrantes. En un mundo que se arriesga a dejar a demasiada gente atrás, hoy he ido a verle buscando fortaleza y visión, y le he dejado determinado e inspirado para continuar nuestro trabajo por los necesitados».
«Hemos venido a llamar la atención del mundo»
Reubicar a doce refugiados en su mismo avión de regreso de Lesbos, hace cinco años, fue la forma de Francisco de poner en práctica de forma muy visible el llamamiento que lanzó en la isla junto con las iglesias ortodoxas. «Hemos venido a llamar la atención del mundo sobre esta grave crisis humanitaria y a implorar su resolución. Como hombres de fe, deseamos unir nuestras voces para hablar abiertamente en su nombre. Esperamos que el mundo esté atento a estas situaciones de necesidad trágica y verdaderamente desesperada, y responda de manera digna de nuestra humanidad común», subrayaban en un mensaje conjunto el Obispo de Roma, el patriarca ecuménico Bartolomé y el arzobispo ortodoxo de Atenas, Jerónimo.
Dirigiéndose a la comunidad internacional, pidieron que se establecieran «procedimientos de reasentamiento seguros» y así eliminar las rutas de viaje peligrosas a través del Egeo y de todo el Mediterráneo. Y que «la protección de las vidas humanas sea una prioridad y se apoyen, a todos los niveles, políticas inclusivas que se extiendan a todas las comunidades religiosas».