Chipre vuelve a contar con un obispo latino 340 años después de la muerte del último - Alfa y Omega

Chipre vuelve a contar con un obispo latino 340 años después de la muerte del último

Bruno Varriano atenderá a una comunidad de unos 38.000 católicos, menos del 5 % de los chipriotas

Redacción
Bruno Varriano es el nuevo obispo de la isla de Chipre
Bruno Varriano es el nuevo obispo de la isla de Chipre. Foto: Patriarcado latino de Jerusalén.

«Lo que estamos presenciando hoy es un momento histórico para nuestra Iglesia y para el Patriarcado latino, pero diría que también para todos», dijo Pierbattista Pizzabala el sábado 16 de marzo durante la celebración en que nombró al franciscano Bruno Varriano obispo latino de la isla de Chipre. «El último obispo latino residente en la isla murió hace exactamente 340 años», recordó el patriarca latino de Jerusalén en el centro de conferencias de Filoxenia, un espacio multiusos que dio cabida a los 1.300 asistentes a este evento, entre los que estuvo el cardenal portugués Américo Manuel Alves Aguiar, Giovanni Pietro Dal Toso, nuncio apostólico en Jordania y Chipre, y otros 40 obispos y una centena de sacerdotes.

En su homilía, el purpurado italiano señaló al recientemente nombrado obispo que «en los últimos años han surgido nuevos desafíos pastorales en la isla de Chipre, así como en la vida de la diócesis en general». «Esto exige una presencia eclesial cada vez más sólida y una pastoral diferente y más valiente, extendida a todos los fieles dispersos por nuestro territorio», subrayó. Y recordó que los católicos en la isla, tan solo unos 38.000 de sus 850.000 habitantes, y por tanto menos del 5 % de la población, «a menudo se encuentran en situaciones sociales muy vulnerables».

Pizzaballa insistió a Varriano en que «tu primera preocupación es ser prójimo de todos». Pero con una tarea añadida: «ser imagen del Buen Pastor, para hacer que todos vuelvan al encuentro del Resucitado, el verdadero y único Buen Pastor».

Según las indicaciones del patriarca latino de Jerusalén, «el primer y único plan pastoral» que el nuevo prelado deberá poner en marcha consistirá en «testimoniar que el encuentro con Cristo es lo más hermoso que le puede suceder a una persona y que una comunidad cristiana vive de la Eucaristía antes que de cualquier otra actividad».