China se deja querer, pero no será gratis - Alfa y Omega

Algo se mueve en Asia. La diplomacia de esta parte del mundo estuvo la semana pasada muy activa con varias reuniones paralelas de alto nivel. Al encuentro en Rusia entre Putin y el dictador norcoreano, Kim Jong-un, se sumó en Pekín otro entre el presidente de China, Xi Jinping, y el de Venezuela, Nicolás Maduro. Con el trasfondo de su enfrentamiento ideológico con Occidente y, sobre todo, con Estados Unidos, este eje de los sancionados habló fundamentalmente de armas y petróleo. Además, Pekín fue el escenario de otra entrevista entre el enviado del Papa para la paz en Ucrania, el cardenal Mateo Zuppi, y el representante chino para asuntos euroasiáticos, Li Hui, a quien Xi Jinping ordenó en mayo mediar en la guerra.

Salvo que el clima fue «cordial y abierto» y que Zuppi presionó a Li para que Putin renueve el acuerdo del grano del mar Negro y permita las exportaciones ucranianas de cereales, poco se sabe de la conversación debido a la habitual opacidad del régimen chino. Pero, más allá de su declaración oficial abogando por la paz y la resolución del conflicto, lo importante de esta cita es que Pekín se deja querer por el Vaticano como actor de la diplomacia global. Por supuesto, su hipotética ayuda no será gratis, ya que la Santa Sede y China no tienen relaciones diplomáticas y para establecerlas, como quiere el Papa Francisco, tendría que cortar sus lazos con Taiwán. Precisamente eso es lo que desea Pekín, que reclama la soberanía de esta isla independiente de facto y democrática, pero reconocida cada vez por menos Estados.

¿Sería eso posible a cambio de la pax sinica (paz china) en Ucrania? Hace solo tres semanas, durante su histórica visita a la vecina Mongolia, Francisco ya lanzó un mensaje muy claro y tranquilizador al régimen de Pekín, con el que desea seguir estrechando relaciones sin desafiar su modelo autoritario. Luego está por ver la verdadera influencia que Xi Jinping pueda tener sobre Putin para detener la guerra, pero al menos China se deja querer. Lo único que está claro es que no saldrá gratis, al menos para Taiwán.