Charles Péguy, poeta y peregrino - Alfa y Omega

Charles Péguy, poeta y peregrino

Se cumplen 150 años del nacimiento de este escritor, autor de El retablo de Nuestra Señora, donde narra su camino a pie desde Notre Dame hasta Chartres para pedir por su hijo enfermo

Antonio R. Rubio Plo
El filósofo y poeta francés retratado por el fotógrafo Eugène Pirou. Foto: ABC.

Charles Péguy nació en Orleans el 7 de enero de 1873. Es uno de los grandes de la poesía francesa y un ejemplo de católico vuelto a la fe de sus mayores, incomprendido por los socialistas, con los que simpatizó en su juventud, y por un catolicismo aburguesado que no le reconocía como uno de los suyos.

Péguy experimenta el rechazo dentro de su propia familia. Se ha casado civilmente con Charlotte Baudouin, hermana de un amigo socialista, y ha tenido tres hijos. Pero Charlotte no admira sus trabajos literarios y le reprocha que estén pasando penurias por los escasos rendimientos de Les Cahiers de la Quinzaine, la editorial puesta en marcha por el escritor. A esto se añade que los hijos del matrimonio no puedan ser bautizados por la oposición de Charlotte. No es extraño que Péguy busque a alguien para paliar su tristeza: Blanche Raphäel, una joven profesora de inglés de origen judío que parece comprender sus inquietudes espirituales y literarias. Le escribirá en cierta ocasión que ella ha sabido hacer de él un poeta. En efecto, en los últimos años de su vida, antes de morir en la batalla del Marne en 1914, Charles Péguy dará a conocer sus grandes obras poéticas, como El misterio de la caridad de Juana de Arco, El misterio del pórtico de la segunda virtud y El retablo de Nuestra Señora. No es un católico practicante, aunque sus versos alcanzan una altura teológica y mística difícilmente superable.

El retablo de Nuestra Señora (1913) está ligado a un episodio que marca la vida del autor: su peregrinación a pie desde Notre Dame de París hasta la catedral de Chartres, distantes un centenar de kilómetros. El poeta es un peregrino que pide a la Virgen por la salud de su hijo Marcel, gravemente enfermo. La Señora atenderá su petición, pero Péguy hace además el viaje en nombre de una doble fidelidad, a su fe y a su familia. Se siente enamorado de Blanche, la mujer que le inspira, y, sin embargo, toma una resolución heroica. Otros romperían su familia en nombre de una presunta felicidad. Sin embargo, el escritor no quiere acceder a una felicidad que conlleve la tristeza de una separación y el remordimiento de culpa, y, además, Blanche no está enamorada de él. Algunos estudiosos creen que en Péguy ha influido notablemente en Polyeucte, de Pierre Corneille, la tragedia cristiana de un mártir que conseguirá la conversión de su esposa, Pauline. La lectura de este clásico del teatro francés coincide con el retorno de Péguy a sus raíces cristianas en 1908. Admira en esta obra cómo el honor del héroe cristiano es mucho más fuerte que la felicidad que promete a Polyeucte su perseguidor, el gobernador Félix.

La peregrinación de Chartres es la de un poeta que camina de una catedral mariana a otra. Los poemas de Péguy empiezan refiriéndose a una navegación, simbolizada por una nave junto a las dos orillas del Sena. No basta cargarla con el peso de «nuestras pobres virtudes». Solo podrá ir mar adentro si se carga con el peso de «nuestros pecados pagados por vuestro Hijo». Luego la obra continúa con la peregrinación a Chartres a través de una llanura inmensa como el mar. La meta es una catedral de «aguja irreprochable y que no puede fallar». Cinco plegarias son las de Péguy frente a la catedral, «un jardín secreto donde el alma se abre por entero». En una de ellas clama por la fidelidad, pues espera, «Reina, guardar bajo vuestros mandatos una fidelidad más fuerte que la muerte». Poco después de su viaje, el poeta reconocerá que Nuestra Señora le ha salvado de la desesperación.