Castelló: «El encuentro con el Papa es una oportunidad para seguir reivindicando las 3T»
Techo, trabajo y tierra. Trabajar por estos tres derechos fue el llamamiento de Francisco a los movimientos populares en un encuentro en 2014. Diez años después van a revivir el encuentro con un acto en el Vaticano en el que estará presente la española Charo Castelló
Los movimientos populares celebrarán en el Vaticano el décimo aniversario de su encuentro con Francisco, que se produjo en octubre de 2014 y en el que el Papa propuso las 3T —Tierra, techo y trabajo— durante su discurso. «Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre, quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo», dijo el Santo Padre en aquella ocasión.
Ahora, diez años después —la reunión está prevista para el 20 de septiembre a partir de las 10:00 horas—, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, junto con el Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP), celebrarán los 10 años de aquel encuentro. Asimismo, el aniversario representa «una buena oportunidad para reflexionar sobre el camino recorrido durante este tiempo con nuestros compañeros de todo el mundo, plantando la bandera de la justicia social y la paz en nuestra casa común», han indicado los organizadores del EMMP.
Los trabajos se desarrollarán bajo el título Plantando bandera frente a la deshumanización. En los actos está prevista la asistencia de varios representantes de movimientos populares y líderes eclesiales, entre ellos el prefecto del Dicasterio organizador, cardenal Michael Czerny, y los líderes del núcleo fundador del EMMP, Juan Grabois, la española Charo Castelló y Joao Pedro Stedile.
Diálogo con la humanidad
Charo Castelló es militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y representante del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos en el comité organizador del encuentro de movimientos populares con Francisco.
¿Qué esperáis de este nuevo encuentro?
Es una oportunidad para seguir reivindicando estos tres derechos fundamentales —tierra, trabajo y techo— tanto en la sociedad española como a nivel mundial. La situación, sobre todo en los países del sur, es crítica. Y se ha agravado con las guerras, que nos han hecho ver con más angustia y desesperanza el futuro de la humanidad. Ahí radica la importancia del acto que vamos a celebrar, que tiene que servir para actualizar el impulso para hacer frente a estas reivindicaciones. Y esto pasa, en buena medida, por un diálogo en profundidad tanto con las personas empobrecidas como con los líderes mundiales, tras el que todos nos convenzamos de que somos una única humanidad. Nuestra forma de estar en el mundo, nuestro estilo de vida, tiene que estar imbuido de esta necesidad de diálogo y de reconocimiento de la dignidad humana.
¿Cuál es el papel de la Iglesia en este ámbito?
Creo que con el encuentro se reconoce el papel de la Iglesia como un espacio que ha acogido a las personas más empobrecidas de la sociedad y que ha defendido su derecho a tener un techo, un trabajo y una tierra. Es el reconocimiento de Dios y de la dignidad humana. Es muy importante que como comunidad eclesial lo sigamos viviendo y que, en el seno de cada comunidad, pongamos todos los medios y todos los mecanismos para seguir acogiendo a las personas y para seguir respondiendo a sus necesidades.
¿Qué supone la presencia del Papa para vosotros y qué grado de desarrollo han tenido sus reivindicaciones a lo largo de estos diez años?
El Papa nos ha acompañado todo este camino. Hay que señalar sus cartas y los documentos que nos ha hecho llegar, destacando siempre la cultura del encuentro, frente a la cultura de los muros y la exclusión. Ha sido muy claro en la no mitificación y la no absolutización de valores como el dinero, el poder o la tecnología. Su propuesta pasa por una cultura de la dignidad, de la integración y de la acogida, frente a la del descarte. Pero son valores que tenemos que recuperar. Es prioritaria la humanización frente a la globalización de la indiferencia. Poner la economía al servicio de los pueblos, contribuir a la paz y la justicia, defender la madre tierra… todo eso hoy tiene una vigencia absoluta. Tenemos que seguir manteniendo ese legado y continuar trabajando para que seamos capaces de vivir en el amor social, dándonos cuenta de que tenemos una misma dignidad.