Casi una de cada tres personas sin hogar tiene menos de 30 años
FACIAM alerta del aumento del sinhogarismo juvenil en España, «una realidad que hay que prevenir para evitar cronicidad en edades tan prematuras»
«No hemos escuchado a los jóvenes, les hemos pedido que con 18 años sean capaces de llevar una vida autónoma, les hemos traspasado la responsabilidad social, les hemos negado la identidad»: estas son algunas de las conclusiones de la jornada Jóvenes y exclusión residencial, organizada este jueves por la red FACIAM y el Ayuntamiento de Alcobendas.
La jornada ha puesto de manifiesto que el fenómeno del sinhogarismo «está mutando» y adquiriendo poco a poco un perfil cada vez más joven, alimentado por el 30 % de menores en condición de pobreza en España, lo que supone «un gran riesgo social, caldo de cultivo de situaciones de exclusión» en la juventud. Esta situación se ve agravada por el hecho de que «España es el país con mayor índice de problemas de salud mental entre los jóvenes».
Analizando los problemas del mercado de trabajo en este segmento de la población, FACIAM destaca que «la temporalidad y la precariedad son parte de las causas explicativas del riesgo de exclusión severa» de los jóvenes, lo que redunda en que nuestro país ostente la segunda cifra más alta de abandono escolar prematuro de todos los países europeos.
En cuanto a la vivienda, FACIAM ha indicado que «el acceso a un hogar es uno de los principales problemas sociales que enfrenta nuestro país», constituyendo «un factor generador de desigualdad y elemento clave en el riesgo de pobreza».
Así, los problemas vinculados a la vivienda y el trabajo en general precario «correlacionan especialmente en determinados grupos de población», como el de los jóvenes. De este modo, «la combinación de ausencia de vivienda y de acceso al trabajo conducen a la población juvenil a la exclusión y, dentro de ella, al sinhogarismo».
En la red de atención a personas sin hogar, la población joven de menos de 30 años alcanza ya unos índices del 20 al 30 %, cuyo perfil más extendido según FACIAM lo constituyen jóvenes nacionales o migrantes, sin recursos económicos ni materiales y sin red familiar o social de apoyo; jóvenes que han vivido bajo la tutela de la Administración pública y se han quedado en situación de desamparo tras cumplir la mayoría de edad; y jóvenes que, habiendo tenido cierta estabilidad económica y laboral, se encuentran ahora en situación de exclusión residencial tras la actual crisis sociosanitaria.
«Los jóvenes han estado en primera línea de la pandemia y se han visto particularmente afectados por la pobreza y la disfunción estructural de los mercados de vivienda», asegura FACIAM, pero ya antes de la crisis «los jóvenes, especialmente los que vivían por debajo del umbral de la pobreza, estaban más afectados por la exclusión residencial que otros grupos». Por ello, el sinhogarismo juvenil «es una realidad a la que hay dedicar una atención específica y sobre todo un planteamiento preventivo para evitar estancamientos y cronicidad en edades tan prematuras».