Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Acoso y derribo a la Iglesia

A estas alturas de lo que llamamos democracia, y después de haber firmado los españoles una ley de punto y final, todavía tenemos una izquierda nostálgica que sigue echando de menos los años fratricidas que van desde 1936 a 1939. Aquellos años en los que se quemaban iglesias y se asesinaba a sacerdotes, monjas, religiosos y seminaristas por el simple hecho de profesar una fe que esa izquierda plural no puede ni quiere comprender. Los mismos que fueron derrotados en esa sangrienta guerra civil española, no hacen otra cosa, cuando no tienen nada que hacer, que atacar a nuestra Madre la Iglesia, que lo es de una mayoría de españoles que nos sentimos cristianos y, por tanto, seguidores de la doctrina y de la Persona de Cristo. Ahora, en lugar de tanto atacar y criticar a Roma, bien podrían ponerse manos a la obra para ayudar al necesitado, para darle de comer y de beber. Aunque muchos, cegados por el odio y el rencor, no comprenden esa labor de fe, esperanza y caridad.

Juan Cervero Leiva
Jerez de la Frontera (Cádiz)

Eurovegas: ¿salida a la crisis?

Las Vegas (Estados Unidos), Venetian Macao (China), Marina Bay Sands (Singapur), Eurovegas (España)… Son los nombres de ciudades del ocio, templos del exceso, casinos-santuario donde se cree en la suerte del enriquecimiento rápido. Donde se veneran los sueños de grandeza que albergan grandes hormigueros humanos. Allí todo es caro, con máxima vigilancia y total desconfianza. Son fábricas de necesidades y de grandes desengaños: Ven y diviértete, que, mientras te arruinas, yo gano (Un millón de dólares por hora todos los días del año). Son nuevos espacios urbanos que, con ilusión de diversión y belleza envuelven los viejos vicios ocultos como en papel de regalo. Hoy, el juego en España origina un gasto aproximado de 600 euros por persona, y ha generado ya más de un millón de ludópatas. El macrocasino Eurovegas supondrá un nuevo paso que multiplicará la ludopatía, la prostitución, la precariedad laboral y la corrupción en España. Un país récord en paro, consumo de drogas, fracaso escolar y corrupción parece el escenario adecuado para montar el gran casino de Europa. Sólo la regeneración moral y solidaria de nuestra sociedad podrá frenar la locura de unos gobernantes dispuestos a comprometer seriamente el futuro de la población, con una falsa salida a la crisis que conlleva la ruina económica y moral.

Catalina Trillo Molina
Úbeda (Jaén)

La Y griega y el derecho a elegir

Muchos de los carteles que se leen en las manifestaciones educativas de estos días ponen: Por una educación pública y de calidad. A mí me parece que esa Y es excluyente, rotunda, y pretende dejar fuera del dinero de todos a la concertada. Lo de pública de calidad (sin la Y) lo suscribo, porque nuestras cifras de rendimiento y abandono escolar lo dejan claro. Y la calidad no es cuestión de dinero, porque en Alemania, por ejemplo, destinan menos dinero por alumno, y además con más alumnos por clase… Es curioso el concepto que la izquierda tiene de la libertad, empeñándose en obligar a los españoles a ir a los colegios que ellos quieren, ya que sin concierto la inmensa mayoría no podría elegir. Dejen libertad de elección, pongan la educación privada y la pública en pie de igualdad –la construcción de colegios privados no la paga el Estado– y podrán los padres elegir en libertad la educación que consideren es de mayor calidad. Ciertamente, la cuestión de la educación es muy compleja, pero los políticos están obligados a encontrar la solución que deje a salvo el derecho constitucional de los padres a la libre elección de la educación de sus hijos.

Amparo Tos
Valencia

La alegría de morir

Es posible que el título pueda impresionar, pero leído desde la perspectiva cristiana se entiende. Considerada nuestra vida como un préstamo, si algo tenemos claro, desde que razonamos, es la seguridad de que dicho préstamo lo devolvemos íntegramente. Y es curioso que, siendo algo tan seguro en la vida de las personas, no afrontemos la muerte como algo de lo más natural en el ser humano. El ser humano, en su egoísmo, pretende perpetuarse en esta vida, sobre todo mediante el poder y el dinero y, en ese afán de perpetuidad, se olvida de algo tan natural como es la muerte. De forma que, cualquiera que sea la manera en que una persona fallece, sus familiares y allegados hacen de ese tránsito, normalmente, una tragedia. Nada más alejado de lo que para un cristiano debe suponer el fallecimiento de un ser querido, pues según nuestro Credo pasamos a mejor vida. Estar convencido de ese Credo implica tener una formación cristiana y, por lo tanto, la certeza de que, en esta vida, estamos de paso. Son elementos claves para preparar a los tuyos de que te vas en paz, y para disfrutar. Incluso, si la llamada de Dios lo permite, el cristiano se irá despidiendo de todos y cada unos de sus compañeros, y a la familia (mujer, hijos, hermanos, sobrinos y resto de familia) le transmitirá la tranquilidad con la que está organizando su primer viaje espiritual. A ti, Fernando, que has tenido la fe suficiente para organizar ese viaje, te agradezco el ejemplo, y te advierto de que, igual que nos organizaste los viajes para hacer el Camino de Santiago y aquel otro viaje a Cantabria, te llamaremos, cuando nos toque partir, para que nos ayudes desde el cielo a organizar el nuestro.

Fernando Guerrero Cáceres
Morón de la Frontera (Sevilla)