Cartas a la redacción

Recibo una invitación para asistir a una Primera Comunión. Junto a la invitación, se indica el nombre de los grandes almacenes donde acudir para consultar la lista de regalos. Ya que se trata de regalar para festejar un acontecimiento tan especial, a mí se me ocurre otra idea: los familiares y los amigos donan dinero para una causa que el niño/la niña que va a comulgar presenta, a todo color, junto con su invitación. Después de mucho pensarlo e informarse, que escoja a quién va a dedicar su regalo de Primera Comunión: ayudar a financiar un campamento de verano para un niño necesitado, participar a los gastos médicos de un niño enfermo, apadrinar a un niño o a una niña con quien seguirá en contacto… Ideas no faltan, y esa lista sí que es larga y preciosa. ¿A que es una buena idea para celebrar con alegría compartida el día de la Primera Comunión?

Françoise Jaussaud Allanet
Internet

Los dos centros de Zaragoza donde hasta ahora se realizaban cerca de 2.500 abortos anuales, anuncian su cierre por la enorme deuda acumulada. Al parecer, hay que buscar cómo la sanidad pública va a seguir realizando esa tarea, pero es evidente que, si la deuda no la acumulan los centros privados, la acumularán los públicos. ¿Nadie se atreve a decir ni a pensar que lo que hay que reducir es el aborto en sí mismo? Según datos del Ministerio de Sanidad, cerca del 97 % de los abortos perpetrados en España se acogían al supuesto de la salud materna, cuando, a la vez, en la misma página se informa que sólo el 3,9 % de los abortos en 2010 suponían un grave riesgo para la salud de la embarazada. Incluso los partidarios del aborto tienen que admitir que, si en España se hubieran realizado sólo los abortos que permitía la ley ¡cuando todavía estaba tipificado como delito despenalizado!, esa deuda no existiría. Se hizo la ley y se hizo la trampa. A ver si lo aprendemos de una vez: la solución para las mujeres que afrontan su embarazo con dificultades no puede consistir en la eliminación del bebé, sino en ayudas reales —laborales, psicológicas, asistenciales…— que den a las mujeres la posibilidad de seguir adelante. Despertemos y actuemos.

Maite Pelacho López
Zaragoza

Dada la situación económica actual, aprobar en España el proyecto Eurovegas puede ser una diabólica tentación para el Gobierno. ¿Vale la pena vender el alma, aunque sea por algo más de treinta monedas? En tiempos de Felipe González, se nos llenó el suelo de bingos (uno en cada esquina). Resultado: fomento patológico de ludópatas, familias rotas, hogares destruidos… Puedo dar fe de algún caso concreto. Y si eso ocurre con simples bingos de barrio, ¿qué ocurrirá con una suntuosa ciudad enteramente dedicada al vicio, en todas sus variantes? ¿Vale la pena vender el alma ante semejante espejismo económico, en vez de suprimir ridículas embajadas autonómicas, o subvenciones para fines inútiles y, a veces, impresentables? ¡Por favor, reflexionen, señores políticos! No nos decepcionen, que el alma sólo es de Dios. También el alma nacional.

Olga Freyre
Vigo

El pasado 26 de abril tuvo lugar la actividad Viaje a Narnia, organizada por 160 profesores de Religión de la diócesis de Getafe. Un proyecto, anunciado en Alfa y Omega, que movilizó a 3.000 personas entre alumnos, profesores y voluntarios, en una actividad de primera evangelización, en este impulso que Benedicto XVI pide que hagamos para encontrar nuevos caminos para llevar el mensaje de Cristo a las generaciones del siglo XXI. Las crónicas de Narnia es una colección de libros infantiles, escrita por C. S. Lewis, entre 1949 y 1954, que relata las aventuras en Narnia, tierra de fantasía, poblada por animales parlantes y otras criaturas, que se ven envueltas en la eterna lucha entre el bien y el mal. Aslan, un león creador del país de Narnia, es el protagonista. Las Crónicas de Narnia fueron escritas para explicar el cristianismo a los niños. Una carta del autor a un niño explica que quiso representar, en forma figurada, a Jesucristo con Aslan: «Toda la historia de Narnia se refiere a Cristo». Para cualquiera es fácil ver el trabajo que una actividad así ha conllevado. Y más, si contamos con la lluvia que caía por momentos. El trabajo implicó a toda la Delegación de Enseñanza, pero también a muchos profesores, con un trabajo directo en el aula y sobre el terreno de Narnia (El Real Sitio de San Ildefonso, en Segovia) Y es fácil descubrir la riqueza educativa del proyecto: la promoción de la lectura, la convivencia de los alumnos, el redescubrimiento del cristianismo, una fe que se hace cultura infantil… Con su tesón, 160 profesores han sido capaces de trabajar durante un curso, poner sus capacidades al servicio de los demás, y sacar adelante el proyecto. La vocación docente, la unidad en una misión compartida, la atención personalizada al alumno, facilitar el acceso a los sacramentos, conocer el mundo juvenil y sus intereses, es lo que nos hace avanzar hacia una verdadera nueva evangelización.

Javier Segura Zariquiegui
Delegado de Enseñanza de la diócesis de Getafe
Getafe (Madrid)