Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Don Ángel, nuevo obispo

El domingo 22 tuvo lugar en la catedral de Barbastro la ordenación episcopal de don Ángel Javier Pérez-Pueyo. La palabra más utilizada por don Ángel es gracias. Es un hombre agradecido a Dios y le corresponde con amor, con voluntad de dar y darse a los demás. La raíz de su gratitud es el Amor. Su misión como obispo no implicará ansia de superioridad, sino una exigencia máxima de servicio al prójimo. A él le deberán obediencia sus sacerdotes, pero, a su vez, él ha de ser obediente (y representar) a Cristo obediente. Quiero hacer mención especial a sus padres, Carmen y Rodrigo, a su experiencia y convivencia con su hermana Conchita, porque estoy convencida de que en su educación lo han orientado hacia esa virtud del agradecimiento y de acogida al débil. La máxima: Tenéis que dar hasta que duela emociona, pero también requiere exigencia y enorme compromiso, que él parece tener grabado a fuego. La grey que va a tener la dicha de tenerle como pastor será su Calcuta. Don Ángel: usted es un sacerdote entregado a Dios y a los demás, transmite esperanza y la alegría del Evangelio; es consciente de que su buen hacer no sólo depende de su capacidad, pero que la gracia de Dios le bastará para pastorear su rebaño y salir a la búsqueda de las ovejas «que andan errantes y heridas, aunque en su búsqueda se desgarren las zarzas del bosque». Que la Virgen de la Oliva y el Santísimo Cristo de la Victoria le acompañen en esta nueva misión.

Carolina Crespo Fernández
Vigo

Tenemos que sonreír más

Como todas las mañanas, antes de salir de mi habitación he hecho un ratito de oración y hoy he leído: ¿Qué es un día perdido? Un día en el cual no te has reído. He reflexionado: ¿Cuánto tiempo llevo sin hacerlo? Mucho, mucho… Tengo que cambiar. No pensar tanto en mí misma, sobre todo no estar pensando siempre en el ayer, añorándolo, y con miedos ante el futuro. Tengo que vivir hoy. Te agradezco, Señor, los 30 años de felicidad que me diste en mi matrimonio, y tener ahora la suerte de creer que todos los días me esperas en el sagrario. También quiero agradecerte que, en mi soledad, te noto y te siento más que nunca a mi lado. Mi querido Corazón de Jesús: cógeme de tu mano y no sueltes la mía. Quiero terminar dándote las gracias por la fe. ¿Qué haría sin ella? Me gustaría mucho poder transmitírsela a los demás, y que esto que escribo, que me sale de lo más profundo del corazón, le hiciera algún bien a quien lo leyera.

Margarita Boned
Madrid

Una traición del Gobierno de Rajoy

Desde el comienzo de la legislatura tuvimos la esperanza de que el Gobierno de Rajoy, cumpliendo lo prometido, procedería a derogar la inicua Ley del Gobierno socialista sobre el aborto. Casi tres años después de la toma de posesión, el actual Gobierno tomó una decisión, tan arbitraria como inesperada, al suspender los tramites pendientes en espera de alcanzar el consenso con otras fuerzas políticas, y el ministro de Justicia ha presentado la sola supresión –respecto a la ley vigente– del precepto que permite el aborto de las menores sin autorización de los padres. Supresión que debía de haber sido realizada sin demora, pues su vigencia clama al cielo. Dado que no cabe incluir el aborto en el mercadeo con la defensa de una vida inocente, me decido a enviar estas líneas para hacer pública denuncia ante un Gobierno que incumple la palabra dada, por falta de ideas sobre los valores, o por falta de la energía necesaria para llevarlos a cabo. Si cabe aplaudir al señor Rajoy por sus medidas económicas, nunca debió olvidar que la primera obligación del Gobierno es defender el derecho a la vida de los españoles, principio y fundamento de todos los demás derechos.

Martín Bravo Navarro
Madrid

En defensa de la clase de Religión

La actual Ley de Educación, elaborada por el PP, faculta a las Comunidades Autónomas a determinar la carga lectiva de la asignatura de Religión católica y de su alternativa. Varía entre un máximo semanal de 90 minutos, que contemplaba la anterior ley socialista, y un mínimo de 45, establecido por el PP. Como era de esperar, en Andalucía, la Consejería de Educación ha optado por el mínimo, a pesar de una multitudinaria manifestación en Sevilla y de 450.000 firmas que han solicitado ante la Junta el mantenimiento de los actuales 90 minutos por semana. Esta drástica reducción horaria, por muy legal que sea, supone un fuerte agravio para padres, alumnos y profesores. Para éstos sólo hay dos alternativas: o van directamente al paro la mitad, padres y madres de familia en su mayoría, o se les reduce el sueldo a la mitad, por debajo incluso del salario mínimo. Sería deseable que los sindicatos y Administraciones General y Autonómica llegaran a acuerdos razonables y duraderos por el bien de los alumnos, los padres, los profesores y, en definitiva, de toda la sociedad andaluza.

Ángel Ruiz-Cabello Sanz
Córdoba