Cáritas ya ha llevado la luz a Asdrofulus tras el seísmo - Alfa y Omega

Cáritas ya ha llevado la luz a Asdrofulus tras el seísmo

Solo un día después del terremoto de 6,8 grados de magnitud que ha dejado cerca de 3.000 muertos en Marruecos, Cáritas Diocesana de Rabat empezó a llegar a aldeas «con todas las casas destruidas»

María Martínez López
Los equipos de emergencia buscan supervivientes en Talat N’Yaaqoub el día 11. Foto: DPA / Khaled Nasraoui.

El padre blanco Óscar Arturo García llegó el lunes, ya oscurecido, a Marrakech. En torno a medianoche, el director de Cáritas Diocesana de Rabat atendió a Alfa y Omega, a pesar de que aún debía escribir un informe de lo vivido en algunos pequeños poblados de las montañas del Alto Atlas afectados por el terremoto de 6,8 grados de magnitud que golpeó la zona en la noche del pasado sábado.

En cuanto se supo la magnitud de la tragedia, la pequeña Iglesia local se movilizó. Cáritas se reunió el pasado sábado en Rabat y el domingo en Marrakech, a 73 kilómetros del epicentro. Contaron con la presencia del arzobispo de Rabat, el cardenal español Cristóbal López, que se había desplazado a la ciudad para celebrar una Misa por las víctimas. Tras la reunión, García y un compañero salieron en coche para «explorar» las aldeas. «Encontramos una de 60 personas, Asdrofulus, con todas las casas destruidas y la gente a la intemperie». Sus pertenencias estaban bajo los escombros.

El padre García reparte la primera ayuda en Asdrofulus. Foto cedida por Óscar Arturo García.

De vuelta a Marrakech «empezamos a organizarnos con voluntarios y a llamar a contactos aquí y allí». A pesar de ser de noche, reunieron material suficiente para partir el lunes temprano con tres coches cargados de comida, ropa, medicinas e incluso dos generadores eléctricos. Entregaron la ayuda en Asdrofulus y siguieron hacia las aldeas más altas.

En algunas apenas ha habido fallecidos, pero en una «hubo 116». Ya habían empezado a enterrarlos, pues «siendo casas pequeñas es más fácil sacarlos de entre los escombros». Esta realidad, repetida en centenares de pequeñas localidades, suma los más de 2.800 muertos contabilizados al cierre de esta edición. El cardenal López advierte de que llevará tiempo completar el balance, pues «hay lugares más lejanos y sin caminos a los que todavía no se ha llegado». Esta región es más pobre que el resto del país y la gente construye sus casas «de forma precaria, sin planos y sin arquitectos».

En Marrakech, por el contrario, casi se hace vida normal. «Solo un barrio de la medina antigua ha sufrido daños graves», apunta el cardenal. La Cáritas local está asistiendo a los afectados. En los próximos días, el padre García y sus compañeros de Cáritas en Rabat seguirán evaluando las necesidades reales de los poblados. Todo ello en coordinación con las autoridades, el Ejército y la Protección Civil marroquíes. «Se sienten responsables» de atender a la población «y no quieren que se haga de cualquier manera», apunta García. Hay que evitar duplicidades y que otros lugares queden desatendidos. Por ejemplo, quizá no haga falta comida, porque en la carretera «se veían filas de coches que las familias habían llenado de alimentos para llevar a las montañas. Es impresionante la solidaridad del pueblo marroquí».

Funeral por dos víctimas el domingo en Moulay Brahim. Foot: OSV News.

También están recibiendo apoyo exterior. El domingo, el Papa Francisco pidió «ayuda concreta» para el país. El arzobispo de Madrid, José Cobo, instó a que en todas las Eucaristías de esta semana se rece por las víctimas y el pueblo de Marruecos y anunció una campaña especial de Cáritas Diocesana de Madrid, que se suma a la de Cáritas Española.

Será Caritas Internationalis quien canalice todas estas aportaciones. «La ayuda que mejor se puede hacer llegar es dinero, porque todo lo que hace falta se puede comprar aquí a mejor precio y sin gastos de transporte», subraya López. También se está estudiando la posibilidad de que la entidad internacional aporte algunos técnicos especializados, sobre todo de cara a planificar su labor a medio plazo. De momento, en medio del cansancio de estos primeros días, a García le anima el haber visto, al pasar por Asdrofulus de vuelta a Marrakech, que al menos la gente ya tenía luz.

10.000 desaparecidos en Libia

Después de golpear Grecia, Bulgaria y Turquía, donde dejó una treintena de muertos, la tormenta Daniel arrasó el domingo varias provincias de la región noreste de Cirenaica, en Libia. El desastre ha sido tal que es fácil que, en una macabra carrera, este país supere ampliamente las cifras de fallecidos a causa del terremoto en Marruecos.

Según la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, al cierre de esta edición había casi 10.000 desaparecidos como consecuencia de las inundaciones y el derrumbe de dos presas cerca de Derna, la cuarta ciudad más grande del país. A 80 kilómetros, la localidad de Susa se encontraba totalmente sumergida mientras los cadáveres se agolpaban en las costas, según el Servicio de Ambulancias y Emergencias local.

Tanto el Gobierno de Unidad Nacional, con sede en Trípoli, como el Ejecutivo paralelo localizado en Bengasi, que se dividen el control del país, han pedido a la comunidad internacional —y en particular a países como España e Italia— ayuda humanitaria, incluida maquinaria pesada, material médico y alimentos.

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