«Cáritas fue la primera en llegar tras el supertifón Odette» - Alfa y Omega

«Cáritas fue la primera en llegar tras el supertifón Odette»

En zonas de Filipinas como el sur de la provincia de Negros Occidental no se recordaba un tifón tan destructivo desde hacía 37 años

María Martínez López
Una mujer cuelga un adorno en las ruinas de su casa, en Bohol. Odette golpeó el día que empezaba Simbang Gabi, la novena de Navidad. Foto: AFP / Cheryl Baldicantos.

Ilog, el pueblo del agustino recoleto Ronel Paglomutan Gealon en Negros Occidental (Filipinas), «fue devastado por los fuertes vientos y las inundaciones» del supertifón Odette. Es uno de los lugares más afectados. «El agua le llegó la gente al cuello» y muchas familias tuvieron que refugiarse en los tejados. Eso, si el viento no los había volado. En distintas partes del país las ráfagas arrancaron de cuajo árboles y derribaron torres eléctricas de hormigón. En el sur de Negros Occidental, «podría llevar meses restablecer el suministro eléctrico».

Odette, que tocó tierra el 16 de diciembre, «ha sido el tifón más fuerte en nuestra zona en 37 años». A nivel nacional, Jing Rey Henderson, responsable de Investigación e Intervención Pública de Cáritas Filipinas, asegura que la destrucción de las infraestructuras es similar a la de Haiyan, en 2013. Afortunadamente, el número de víctimas es mucho menor: 407 fallecidos y 80 desaparecidos frente a 7.300 (entre unos y otros) hace ocho años.

Con cuatro millones de personas necesitadas de ayuda de emergencia, la Iglesia no tardó en ponerse a la cabeza de la ayuda humanitaria. Gelaon es el responsable de la Fundación Handumanan, de su congregación, y enlace local con la Red Solidaria Internacional Agustino Recoleta (ARCORES). «Inmediatamente nos coordinamos y movilizamos grupos y comunidades» para repartir casi 700 paquetes de bienes básicos y 600 contenedores de 20 litros de agua potable en la parroquia de San Juan Bautista de Ilog. Junto con las necesidades inmediatas de comida, agua potable, medicinas, e instalaciones de saneamiento, les gustaría poder empezar a repartir lo antes posible materiales de construcción, si consiguen fondos.

¿Enviar refugios cada año?

En la mayoría de sitios, «Cáritas fue la primera en llegar», tan pronto como las autoridades les dieron luz verde, asegura Henderson. Incluso a Malabuyoc (Cebú), donde los dos puentes de acceso se habían derrumbado y el 90 % de casas estaban afectadas, con un 20 % totalmente destruidas. Con las comunicaciones cortadas, era «crucial» ver cómo estaban las comunidades locales y asegurarles que la ayuda estaba en camino. «Tener presencia sobre el terreno es una gran ventaja». Solo un día después pudieron dar un primer informe de la situación, cuando las ONG internacionales tardaron como mínimo tres. Cinco días tras Odette, comprobaron que a pesar de los esfuerzos del Gobierno aún no había llegado su ayuda. Cuando lo hizo, algunos municipios apenas recibieron diez sacos de arroz.

Muchas iglesias han servido como base para el reparto de la ayuda de Cáritas. Foto: Cáritas Filipinas.

Los días 25 y 26 de diciembre, la Iglesia convocó dos Jornadas Nacionales de Oración, con colectas especiales para las diez diócesis afectadas. Gracias a ellas, Cáritas ha recibido ya 155.000 euros con los que cubrir parte de los 410.000 euros de sus dos primeras remesas de ayuda.

El responsable de Cáritas teme que «a menos que haya cambios radicales en las prioridades políticas», los problemas que causen estos desastres «serán peores en el futuro». Odette golpeó sobre todo en la costa y sus daños eran difíciles de evitar, pero cuando en octubre de 2020 el supertifón Goni dejó a otros cuatro millones de personas necesitadas de ayuda, «las zonas afectadas tendrían que haber estado protegidas por bosques» que «desgraciadamente ya no tenemos» por culpa de las minas de carbón, las canteras o la tala ilegal. A esto se suma que los tifones y las tormentas tropicales ahora son más frecuentes y «afectan incluso a zonas que antes considerábamos seguras».

Esta constatación refuerza la apuesta de Cáritas en los últimos años por extender a todo el país la preparación ante catástrofes naturales y por crear «programas de emergencia que reflejen también los objetivos de planificación a largo plazo» para hacerles frente. Se refiere, por ejemplo, a «construir casas a prueba de tifones y terremotos» en vez de tener que enviar refugios de emergencia cada año. O a, sin descuidar las necesidades más inmediatas, «ayudar a las comunidades a establecer empresas sociales comunitarias», como proyectos de agricultura sostenible o grupos de ahorro para emergencias, «en vez de seguir enviando fondos para ayudas directas en efectivo».

Filipinas
Población:

111 millones de habitantes

Supertifón Odette:

407 muertos, 80 desaparecidos y 500.000 desplazados

Vulnerabilidad climática:

4º en el ranking del Índice de Riesgo Climático a Largo Plazo 2000-2019