Cáritas denuncia la «insostenible» situación de los migrantes en Bosnia
3.000 personas están a la intemperie en pleno invierno en Bosnia o buscan refugio en edificios abandonados y estructuras improvisadas ante el rechazo de la población y la negativa de las autoridades a abrir nuevos centros
La Iglesia vuelve a denunciar la situación de los migrantes y refugiados en Bosnia y Herzegovina. Según Cáritas Italiana, esta se ha vuelto «insostenible» en las últimas semanas y supone «una grave violación de los derechos humanos más importantes» de 3.000 personas, abandonadas a la intemperie en lo más crudo del invierno. Sobre todo en la región de Bihac, en el noroeste del país. En esta zona cercana a la frontera con Croacia, conflictos políticos locales llevaron al cierre repentino del campo de Lipa, que alojaba a 1.200 personas.
Poco después, un incendio lo arrasó completamente. Aunque ya antes este centro «se encontraba en condiciones enormemente inadecuadas para el invierno, en una zona poco accesible de las montañas, aislado de lugares habitados y de las principales carreteras, sin agua potable, electricidad ni calefacción».
Además, en la localidad se ha desatado una oleada de protestas contra los inmigrantes por parte de la población local, que «está organizando cordones y piquetes» delante de una fábrica abandonada donde los inmigrante se refugian desde hace años y que era por ahora «la única solución alternativa» al campo.
Rechazados en todo el país
La situación se repite en distintos puntos del país. «Todas las instituciones», desde los ministerios nacionales y regionales hasta muchos ayuntamientos «se han opuesto firmemente a la idea de abrir nuevas estructuras de acogida», informa la organización humanitaria italiana. Los migrantes tampoco pueden intentar salir del país hacia Croacia, lo que supondría la entrada en territorio de la UE, debido a la violenta represión de la policía fronteriza croata.
Este cúmulo de rechazos ha desembocado en que, de los cerca de 8.000 migrantes en todo el país, 3.000 se encuentren totalmente desasistidos. «Duermen en edificios abandonados, alojamientos improvisados, o al aire libre», ha explicado a Cáritas Peter van der Auweraert, coordinador de la Organización Internacional para las Migraciones en el país balcánico. Esto en medio de circunstancias meteorológicas muy adversas, con nevadas, heladas y temperaturas que suelen estar bajo cero. Ante esta realidad, las autoridades decidieron reabrir el campo de Lipa. Pero apenas se ha iniciado su reconstrucción por parte del Ejército.
Llamamiento a los políticos
«Muchas personas de Bosnia probaron el pan amargo de ser refugiados y desplazados en la guerra», ha recordado Franjo Komarica, obispo de Banja Luka. De sus palabras se desprendía un llamamiento para que los políticos sean «conscientes del drama que están experimentando los refugiados actuales».
En el país, añadía el prelado en declaraciones a la agencia de información católica KTA, «hay suficiente espacio para que todos los migrantes sean asistidos con dignidad y humanidad hasta que se encuentre una solución efectiva para su futuro». Por ello, pedía a los dirigentes que dejaran de acusarse mutuamente y que «trabajen juntos, con ayuda material de la comunidad internacional, para resolver esta catástrofe humanitaria de manera positiva y efectiva lo antes posible».
La ruta de los Balcanes sigue
Cáritas Italiana añade que, a pesar de la pandemia de COVID-19, la ruta de los Balcanes, desde Grecia a Trieste (Italia) «no ha dejado de ser recorrida por miles de personas». A lo largo de su recorrido, «decenas de miles de personas han sido recluidas durante meses en campos de refugiados» y otras instalaciones inadecuadas, en condiciones higiénicas pésimas, «con un grave riesgo para su salud física». También «ha aumentado exponencialmente la rabia de las comunidades locales», con episodios de violencia y discriminación en todos los países, campañas de odio racista y en la formación de patrullas.
Desde 2015, Cáritas Italiana está presente a lo largo de toda la ruta, apoyando a las Cáritas locales y ayudándolas a desarrollar programas de acogida, apoyo psicosocial, protección de la infancia, higiene y reparto de alimentos y otros bienes. Solo en Bosnia y Herzegovina, entre mayo de 2018 y de 2020 se ha asistido a 41.525 migrantes.
Recientemente, con ayuda de un donativo directo del Papa Francisco, se ha puesto en marcha un nuevo servicio psicosocial y se han llevado artículos de abrigo para el invierno a 1.500 habitantes de los centros de tránsito de Bihac y Sarajevo. Y se ultima el lanzamiento de un nuevo programa de emergencia para los próximos doce meses, en Grecia, Albania, Macedonia, Bosnia y Serbia.