«Cáritas debería tener todo el presupuesto posible porque realmente ayuda a las personas»
Gracias a la intermediación de sus voluntarios, José, de 92 años, ya no está solo. Y Geni, que necesitaba un contrato estable, puede sacar adelante a su hijo
José tiene 92 años y vive solo desde hace cuatro, cuando su esposa falleció. «Se nota mucho, es un impacto. Y aunque tengo más o menos salud y paseo todos los días dos o tres horas, hay momentos en los que la soledad es la soledad», nos confiesa este vecino del madrileño barrio de Ventas. Lo hace en uno de los despachos de Cáritas Madrid en la parroquia del Espíritu Santo al que acude muy agradecido porque —aunque no tiene grandes estrecheces económicas— en él ha encontrado la ayuda de sus voluntarios.
José nos cuenta que, cuando la trabajadora del hogar que se ocupaba de su casa encontró trabajo en una empresa, sus hijos se preocuparon «al ver que cumplo años y me puedo caer», por lo que «me animaron a que alguien viniera todos los días y me hiciera compañía». Simultáneamente, sin conocer a José, aunque en el mismo barrio, Geni tenía el problema opuesto. «Trabajaba en casa de una persona desde febrero, pero tuvo una caída y se fue a una residencia», nos explica esta dominicana de 33 años. Ella tiene un hijo y comparte casa con otra familia por 850 euros. Y aunque antaño se enfrentó sin éxito al laberinto para conseguir el Ingreso Mínimo Vital, finalmente se lo denegaron aunque cumplía los requisitos.
A través de amigos comunes en el barrio, y voluntarios de Cáritas, Geni comenzó a trabajar a jornada completa en casa de José hace pocas semanas. «Estoy encantado, es una joven con la que se puede hablar de todo porque tiene educación y, sobre todo, voluntad», cuenta este anciano que, tras toda una vida empleado en un hotel, ahora está volcado en la poesía y ha publicado siete libros. Recalca que, gracias a su propia experiencia y a la juventud de Geni, «nos orientamos el uno al otro». Por su parte, ella, ya regularizada gracias al asesoramiento de sus técnicos —y lo mucho que se ha batido el cobre— concluye alegando que «Cáritas debería tener todo el presupuesto posible porque sí que lo emplean en ayudar a las personas».