Cardenal Tolentino: «El Papa ha vuelto a despertar la atención hacia la educación en el mundo»
El prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación interviene en el Congreso La Iglesia en la educación, que organiza la CEE. «Nunca antes los objetivos de la Iglesia católica y la UNESCO han estado tan cerca», asegura
Se van a cumplir cinco años desde que en 2019 el Papa Francisco invitara a una alianza para un Pacto Educativo Global. ¿Qué objetivos concretos se han alcanzado ya en el mundo?
Hace casi cinco años, el Papa Francisco lanzó el proyecto Pacto Educativo Global (PEG) que consistía en la celebración de un evento mundial, durante el cual los participantes firmarían simbólicamente una alianza educativa para construir juntos una aldea educativa, con el objetivo de educar a las nuevas generaciones en la solidaridad y la fraternidad universales. Con este fin, ya se habían enviado invitaciones a operadores del ámbito de la educación y la investigación, jóvenes y figuras públicas de todo el mundo para que vinieran a Roma a participar en este evento. Pero el encuentro fue suspendido debido a la explosión de la COVID-19. Mientras la pandemia continuaba, el Papa Francisco replanteó y relanzó el proyecto, transformándolo de un acontecimiento puntual en un proceso continuo, e invitó a todos a emprender un camino educativo asumiendo siete compromisos: poner a la persona en el centro, escuchar a las jóvenes generaciones, promover a la mujer, hacer que la familia se responsabilice, abrirse a la acogida, renovar la economía y la política, y salvaguardar la casa común.
¿Cómo está cambiando la manera de educar?
Desde entonces, muchos han aceptado la invitación del Papa y se han multiplicado en todo el mundo eventos de diversa índole con el objetivo de estudiar, debatir y relanzar con creatividad, a nivel local, la propuesta del Santo Padre. Con el fin de la pandemia estas actividades, que inicialmente se realizaban online, pasaron a realizarse de forma presencial. Muchas escuelas y universidades se comprometieron en este camino de renovación educativa revisando y reescribiendo sus estatutos y proyectos educativos. Asimismo los organismos internacionales, las conferencias episcopales y las diócesis se comprometieron a inculturar el Pacto Educativo, transformándolo en un pacto educativo local o continental, como el caso del Pacto Educativo Africano.
¿Qué más destacaría?
Entre los numerosos eventos celebrados, destacaría el encuentro titulado Hacia un Pacto Educativo Global en octubre de 2021, con los representantes de las religiones del mundo que se reunieron por primera vez, junto con el Papa Francisco, para hablar de educación. Y entre los objetivos alcanzados está el de haber vuelto a despertar la atención hacia la educación en el mundo, y de haber influido, sin duda, en la composición del proyecto de la UNESCO Reimagining our futures together: A new social contract for education, también de 2021. Nunca antes los objetivos de la Iglesia católica —que está entre los principales proveedores de educación escolar y universitaria del mundo— y la UNESCO habían estado tan cerca.
¿En qué sentido?
El Papa Francisco sostiene que para cambiar el mundo necesitamos cambiar la educación, como también lo afirma la UNESCO cuando asegura que «para configurar futuros pacíficos, justos y sostenibles, necesitamos transformar la educación misma». El Papa Francisco insistía en esta línea en el lanzamiento del PEG al defender «la necesidad de invertir los talentos de todos, porque cada cambio necesita un camino educativo para lograr una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora». Creo que el cambio que el PEG está introduciendo en la forma de educar se refiere principalmente a dos aspectos: la conciencia de una educación más inclusiva y menos elitista, que estimule experiencias educativas más solidarias y de servicio a los demás; y, en segundo lugar, la invitación a trabajar en red como la metodología más eficaz para construir la aldea educativa global, donde todos, en la diversidad y riqueza de cada persona y cultura, se reconozcan hermanos. Creo que el Jubileo 2025 será una oportunidad para hacer balance de la situación y relanzar este proyecto visionario del Papa Francisco para reimaginar juntos los nuevos futuros de la educación.
En España participa en el congreso sobre educación que organiza la Conferencia Episcopal Española. En nuestro país hay muchos actores implicados en esta tarea: padres, profesores, educadores, titulares de los centros educativos… ¿Cómo aterrizar el Pacto Educativo Global que propone el Papa en nuestro contexto?
Creo que es importante organizar seminarios, talleres y cursos de formación para todos los protagonistas implicados, con el fin de sensibilizarlos sobre los objetivos y principios del PEG. Las instituciones educativas deberían trabajar para incorporar los principios del pacto en sus planes de estudio, adaptándolos a las necesidades y características específicas del contexto español. Debe fomentarse el desarrollo de proyectos colaborativos que involucren a estudiantes, docentes y a la comunidad en general, centrándose en desafíos globales como la sostenibilidad, la paz y la igualdad. Estos proyectos pueden servir como herramientas prácticas de aprendizaje y como medio para hacer realidad los valores que promueve el Pacto. Me parece importante que se formen redes de apoyo entre diversos centros educativos que permitan compartir recursos, experiencias y buenas prácticas relativas a la implementación del Pacto Educativo Global.
No va a ser una tarea fácil…
La aplicación del Pacto Educativo Global en el contexto español requerirá de un compromiso compartido y sostenido en el tiempo, así como la voluntad de adaptar las estrategias educativas a las realidades locales, manteniendo siempre en el centro la visión de una educación que promueva una sociedad más dialógica, justa y sustentable. Como recordaba Miguel de Unamuno, las buenas prácticas y «el buen ejemplo es más provechoso que todas las teorías».