Cardenal Rouco: «Debemos responder a la gracia de la JMJ con una respuesta misionera»
¿Qué ha supuesto la audiencia con el Santo Padre para la archidiócesis de Madrid y la Iglesia en España?
Ha sido una forma de concluir la JMJ. Nos hemos sentido invitados de nuevo a responder a la gracia que el Señor nos ha concedido en la JMJ con una acción de gracias que debía convertirse en respuesta misionera de vida, cada uno en su ambiente. Ha sido también una especie de reproducción de esa gran fiesta de la fe que fue la Jornada, tal como el Papa la definió.
¿Qué destacaría del mensaje del Santo Padre?
Destacaría sobre todo la llamada a tener en cuenta la vocación concreta que el Señor elige para cada uno de nosotros: cada uno tiene la suya, nos ha dicho el Papa, y no podemos eludirla. En un momento del discurso, el Santo Padre utiliza el concepto de la plaza pública de la historia, y habla de la presencia de los jóvenes, sin complejos ni temores. ¿Cómo articular esa presencia en la plaza pública de la historia? Si se lee esa frase a la luz de lo que significa la misión en la vocación cristiana, entonces debemos decir: Tenéis que responder a la llamada del Señor, no sólo en lo íntimo de vuestras vidas. Hay que responder en el matrimonio, en la familia, en la sociedad, en la comunidad política, en el mundo de la cultura, en la economía…, todo presidido por el amor de Cristo, que es, en el fondo, más exigente y más eficaz, a la hora de transformar las realidades temporales, que los postulados, a los que muchas veces se acude en esa plaza pública de la Historia, de una simple solidaridad a ras del suelo.
¿En qué medida la presencia de la Iglesia y del testimonio cristiano y de la vida cristiana es la fuente de dinamización, de solidaridad y de caridad de esta sociedad en crisis económica?
En la medida en que todos los que forman parte de la sociedad tienen que configurar su vida, tanto en lo personal como en lo privado, en lo público y en la empresa, en los campos de la educación…, con una disposición de darse a los demás. Cuando eso se vive así, cuando el cristiano, en su profesión, en su ámbito de responsabilidad, se comporta así, se crea inmediatamente una sociedad donde se estimula la generosidad y se organiza toda la vida de manera que es el bien común lo que prima.
¿Se podría decir que la Iglesia ha despertado en las almas de la diócesis de Madrid?
Yo creo que sí. Hemos vivido de nuevo la Iglesia en un lugar y un tiempo en que aparece visiblemente su universalidad y catolicidad, que es intrínsecamente contenido de caridad y de entrega y de amor al Señor y de identificación con Él, para que el mundo responda y el mundo se transforme en el Señor.
Y ahora, la Misión Madrid… ¿En qué va a consistir?
La Iglesia en Madrid, que está integrada en la gran comunión de fe que es la Iglesia universal, va a ofrecer a Madrid una forma apostólica de dar testimonio con las palabras, con la propia vida, con las obras…, de que Cristo es quien nos salva, lo cual implica también el reconocimiento de las raíces cristianas de las que ha vivido la sociedad en Madrid, para que vuelvan a aparecer vigorosas, como la fórmula para entroncar la existencia de todos en todos los órdenes de la vida.
Dolores Gamazo
José Francisco Serrano