Cardenal José Cobo: «Necesitamos a alguien valiente que dé luz a los retos»
El arzobispo de Madrid asegura que, en las reuniones precónclave, no hay enfrentamientos y sí ganas de entendimiento
Un precónclave largo da juego para especular si hay luchas de poder, confabulaciones, disputas… Es el runrún diario tanto de medios de comunicación como de la sociedad. ¿Hay algo de esto tras los muros del Vaticano?
Esto no es nada cinematográfico; es mucho más normal. Hay gente que pensamos distinto, hay diversidad, pero no hay enfrentamientos ni esa polarización que quieren ponernos políticamente. No; yo creo que hay ganas de entendimiento. Y tengo que recordar que todos los obispos somos de Misa diaria y venimos rezados aquí. Eso se nota.
Imagino que también es un aprendizaje para los cardenales salir del contexto cultural y social de cada uno y dialogar para llegar al mismo lugar, aunque por distintas vías.
El Papa es el que tiene el carisma de la unidad y la confirmación en la fe. Entonces, lo que se va perfilando aquí y lo que vamos aprendiendo no es simplemente que cada uno marque su subrayado o su diversidad, sino que ahora necesitamos la figura de aquel que va a unir dicha diversidad. Estamos aspirando a dar el paso de nombrar al Pedro vivo.
Todos los que están aquí son cabeza de la Iglesia en sus lugares de origen. ¿Hay sinodalidad en las conversaciones?
Es que somos muchos y no nos conocemos todos. Este cónclave va a ser uno de los más universales. Nosotros conocemos a los que están aquí en el Vaticano, en la Curia. Porque venimos, porque estamos en dicasterios. Pero hay un montón de cardenales que no están en la Curia y también son votantes y tienen algo que decir. Entonces, yo creo que no hay una cuestión de liderazgos históricos; eso también lo consiguió el Papa Francisco al configurar este cónclave. Lo que ha hecho es expresar la diversidad. Más que grandes líderes de grandes tendencias. Eso también lo ha rebajado.
¿Cuáles son los acentos que se esperan en el nuevo líder de la Iglesia en el momento en el que nos toca vivir?
Lo que se va esperando es alguien que, primero, recoja todo lo que otros han sembrado, especialmente Francisco. Por otro lado, estamos en un cambio de época, con unos retos espectaculares dentro de la vida de la Iglesia y en nuestro mundo. Creo que tiene que ser alguien valiente que, con toda la Iglesia, nos enseñe a dar respuesta y luz desde el Evangelio a cada uno de los grandes retos. No solo los pequeños, sino los grandes retos de nuestro mundo. Tenemos el tema de las guerras, de las desigualdades, de las inteligencias artificiales que nos van surgiendo y las nuevas respuestas éticas que dar. Ahí la Iglesia tiene que estar atenta a responder.
Para usted, ¿cuáles han sido los grandes temas de este pontificado?
Francisco nos ha enseñado a mirar adelante. De estar en una Iglesia en la que quizá podríamos tener la tentación de mirarnos un poco al ombligo, de sobrevivir, de ver cuántos somos… El Papa ha cambiado la mirada. El horizonte es la esperanza y el ritmo va a ser la sinodalidad siendo samaritanos. Para Francisco, no se puede caminar si no es mirando a los que están tirados al borde del camino. En un mundo donde no hay raíces, en un mundo donde la gente no sabe a qué acogerse, el Papa viene a decir que la Iglesia es refugio, hospital de campaña o como queramos decirlo, de todo aquel que necesite mirar más arriba y buscar a Dios.
¿Ha pisado demasiado el acelerador el Papa Francisco o se ha quedado corto?
Yo creo que ha ido a su ritmo, al que ha podido. Me da la impresión de que, al final, tenía la cabeza muy adelante y que no le hemos respondido a la velocidad que él quería.