Cardenal Aós: «Es una muestra de afecto al episcopado chileno» - Alfa y Omega

Cardenal Aós: «Es una muestra de afecto al episcopado chileno»

«Para mí ser cardenal es una llamada a la responsabilidad», afirma uno de los trece nuevos cardenales creados este sábado por el Papa Francisco, el español Celestino Aós

Redacción
Foto: Vatican News

Entre los nuevos cardenales que han sido creados este sábado en la basílica de San Pedro figura un único español, el franciscano Celestino Aós, que explica el significado de ser cardenal en la Iglesia, y dialoga con Vatican News sobre las conclusiones de la Asamblea Plenaria del episcopado chileno que concluyó hace unos días, en la que afrontaron temas de la realidad eclesial, social, política y económica en Chile

¿A qué servicio le está llamando el Papa Francisco al incorporarlo en el colegio cardenalicio?
Para mí fue una sorpresa absoluta porque no había nada y yo no escuché tampoco el mensaje del ángelus de ese 25 de octubre, así que a mí me comunicaron que el Papa había puesto mi nombre ahí. Al principio pensé que era una broma, que era una noticia falsa de las tantas que corren, pero después cuando me enviaron el audio con la voz del Papa y con su proclamación entendí que no era broma.

La llamada es una responsabilidad, los cardenales tienen la finalidad y la misión de asistir, de ser consejeros de alguna manera del Papa en los asuntos que le encomiende. Después, si hubiese un cónclave, algunos serían electores y otros no. A otros cardenales quizá no se les pide tanto como ese servicio de consejero directo, sino que su elección supone el reconocimiento de toda una trayectoria que han tenido en la vida de la fe, en la vida de la Iglesia. De manera que yo lo recibo como una muestra de afecto, como una muestra de cariño del Papa hacia mi persona, pero principalmente hacia la Iglesia de Chile, al episcopado de Chile y a esa porción del pueblo de Dios que sigue efectivamente caminando en la fe, buscando el camino y tratando de cumplir lo que el Señor le pide.

¿Cuál es el significado y qué responsabilidad tiene para usted el hecho de que un Papa que asume el nombre de Francisco lo haya elegido como cardenal, siendo usted un fraile franciscano capuchino?
Todo el cariño hacia la figura de Francisco y hacia el estilo, porque no es simplemente que el Papa al tomar el nombre de Francisco haya dicho yo quiero honrar la memoria de san Francisco. Todos los Papas de alguna manera u otra eligen un nombre y honran la memoria de alguien; por ejemplo, el Papa Benedicto XVI eligió su nombre en recuerdo de san Benito, pero aquí hay no está solo el nombre sino el estilo mismo. El Papa ha querido tomar ese estilo sencillo, confiado, alegre, que Francisco de Asís vivió en unas circunstancias muy difíciles también en su tiempo. Francisco no fue el más pobre, lo que le distinguió fue que él siempre se mantuvo fiel y sujeto a la santa Iglesia Romana, mientras que otros creyeron que era armando el escándalo, que era gritando como se iba a convertir la gente, como se iba en definitiva a reformar la Iglesia. Francisco se da cuenta que es desde el corazón de uno, que uno tiene que ser un buen cristiano y bueno, y el Papa yo creo que está tomando este estilo. El Papa quiere a todos, pero es una muestra de cariño singular.

Hace poco ha concluido la Asamblea Plenaria del Episcopado chileno, donde han afrontado diversos temas políticos, económicos, sociales y eclesiales. Uno de los puntos principales de la realidad política y social en Chile tiene que ver con el plebiscito para el cambio de Constitución. ¿Cuáles serían los principios humanos y cristianos de este documento que pueden ayudar a fortalecer la unidad del país?
Nosotros tenemos el Evangelio, que es como la gran Constitución de la Iglesia, y la Iglesia va a tener que presentar el Evangelio a los hombres de buena voluntad, al que quiera escucharnos, sea bautizado o no sea bautizado. Ahora bien, se confunde en algunas oportunidades lo católico con lo religioso y lo religioso con lo católico. El mundo religioso en Chile es mucho más amplio que el mundo católico, nosotros somos mayoría pero están los hermanos evangélicos, están los musulmanes, están los judíos, están los mormones, es decir, hay un conglomerado de distintos credos que están ahí y cada credo vivirá sus valores según la fe que tiene, pero los valores están antes.

Los valores están ahí, el valor de defender la vida, es decir, que la vida es sagrada desde el principio hasta el final, que no se pueden matar a otro, que no se puede torturar, que no se le puede privar de los bienes que le corresponden, etc., es claro que no es únicamente católico, es un valor que nosotros vamos a defender desde el Evangelio, pero estamos dispuestos a sintonizar con todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad, y ahí está el respeto a la vida y la libertad religiosa, no solamente la libertad de conciencia sino también la libertad de culto, de expresión, la libertad de enseñanza, el respeto y la distribución de los bienes, porque tienen que mejorar las pensiones. Hay una serie de valores que están ahí y en los que nos podemos unir y esos valores deben ser recogidos por la Constitución.

En la Asamblea Plenaria también han visto el proceso de renovación eclesial que la Iglesia en Chile está afrontando desde 2018 a partir del problema de los abusos. ¿Qué desafíos todavía quedan para poder establecer criterios para la prevención y el acompañamiento de las víctimas?
Es un capítulo doloroso y negro porque todo lo que sea un pecado, una falta y cuando socialmente se reviste con las características de un delito, siempre es traumático para la Iglesia, para las comunidades cristianas, para todos. Ocurrieron hechos terribles de abusos que hubiéramos querido que nunca se hubieran dado y queremos que nunca se repitan y estamos tratando en primer lugar de ver que pasó y llevar adelante los procesos donde ha habido una denuncia para descubrir la verdad y, según merezca o no, aplicarle una sanción u otra. Eso por parte de los responsables directos de los abusos.

En cuanto a las víctimas, tratamos de acogerlas, tratamos de escucharlas, tratamos de estudiar por qué a veces son datos que no son tan fáciles de verificar y después estamos viendo la parte de la reparación, la reparación que ciertamente la fijan los tribunales civiles y nosotros podemos hacer esa reparación que es la más profunda, la más dolorosa, la más del alma, de dar un sentido a la vida de esa persona, a lo que pasó.

Estamos haciendo una tarea de prevención formando miles y miles de agentes pastorales en las parroquias para que los catequistas, para quienes trabajen en cualquier servicio con grupos y para los profesores y los encargados de nuestros colegios tengan una noción clara de cómo deben comportarse en un comportamiento cada vez mejor, cada vez más cristiano. Y cuando se produce, si es que se produce algún hecho de estos, cómo deben actuar. El encubrimiento nunca, un delito no se soluciona con otro delito.