Caravaca espera un millón de peregrinos este jubileo
El domingo pasado comenzó el Año Jubilar de la Vera Cruz de Caravaca, «una oportunidad para la revitalización de nuestra vida cristiana, personal y comunitaria»
«La reliquia de la Vera Cruz es algo que he vivido siempre muy de cerca. Es mi fuente de energía, a la que necesito volver de vez en cuando», afirma Salvador Campoy, uno de los primeros peregrinos que participó el domingo pasado en la Misa de apertura del Año Jubilar de la Vera Cruz de Caravaca. Ese día, Campoy salió bien temprano de Bullas, una localidad a unos 20 kilómetros de Caravaca. «Casi nos cruzamos con los Reyes Magos de vuelta a Oriente», dice con humor. Junto a otros dos amigos llegó a la basílica más de una hora antes de comenzar la celebración, una tradición que han repetido los dos últimos años santos que ha habido en la localidad murciana. «Aquí todo gira en torno a la cruz», señala, tras haber recibido la acreditación que confirma haber peregrinado con destino a la reliquia. «Cuando el Vaticano nos concedió el privilegio de celebrar el jubileo perpetuo cada siete años sería por algo; eso no lo tiene todo el mundo», añade.
Caravaca ha sido desde el siglo XIII lugar de peregrinación de la cristiandad, con una fama creciente debido a los numerosos milagros que acompañaban la devoción a su cruz. Varios Papas a lo largo de la historia decretaron años jubilares en torno a su santa reliquia, pero fue Juan Pablo II quien en 1998 concedió a la basílica el jubileo perpetuo cada siete años, el primero de los cuales fue 2003.
Según comunicó entonces la Penitenciaría Apostólica, los fieles pueden obtener la indulgencia plenaria, con las condiciones acostumbradas, en las celebraciones de apertura y clausura de cada año santo —que coinciden siempre con la fiesta del Bautismo del Señor— y en las celebraciones que presida el obispo ese año. Aparte de los años santos, Roma concedió la misma gracia los días 3 de mayo y 14 de septiembre —festividades de la Invención y Exaltación de la Cruz—, una vez al año en el día que libremente elijan los fieles y siempre que por devoción se peregrine en grupo.
Así lo hicieron el domingo Campoy y sus amigos, que en la apertura del jubileo pudieron escuchar al obispo de Granada, José María Gil Tamayo, decir que el año que comienza «es un tiempo de conversión y de revitalización cristiana, personal y comunitaria». Invitado a presidir la celebración por el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, Gil Tamayo afirmó que peregrinar a la Vera Cruz «no es solamente una visita ni simplemente recorrer estos lugares bellos, sino que es algo mucho más profundo: contemplar a Cristo, que es el centro de nuestra vida».
«Caravaca de la Cruz y la Región de Murcia se han preparado para acogeros a todos como hermanos —dijo a los peregrinos en su intervención Lorca Planes—. Estamos preparados para ayudaros a cumplir todos vuestros sueños y para que encontréis aquí las razones de vuestras esperanzas perdidas».
El 3 de mayo de 1231 el rey almohade Ceyt-Abuceyt pidió a un sacerdote cautivo, para satisfacer su curiosidad, que celebrara la Eucaristía, y para ello hizo traer todo lo necesario. En mitad de la celebración, el cura se dio cuenta de que faltaba el crucifijo, y en ese momento aparecieron dos ángeles que dejaron la cruz de Caravaca en el altar. Este prodigio propició la conversión del caudillo musulmán, que a partir de entonces se unió al rey Jaime I en la reconquista de la ciudad de Valencia.
Entre los sacerdotes que concelebraron la Eucaristía se encontraba David Martínez, párroco de San Salvador de Caravaca y comisario encargado por la diócesis para este año. Martínez destaca a Alfa y Omega que si hoy la característica cruz de Caravaca es conocida en todas partes «es porque en su día fueron muchos los misioneros que partieron de aquí hacia Europa y América».
Esta difusión universal es la que permite a las autoridades esperar este año en la basílica la visita de un millón de personas. «Eso al final dependerá de los peregrinos —dice el comisario del jubileo—, pero vivas la fe más o menos activamente, la cruz siempre estará aquí esperándote».