¿Caben las migraciones en prime time? - Alfa y Omega

¿Caben las migraciones en prime time?

El reto es cambiar la narrativa y acercar las cámaras y el oído a las personas que llegan para contar la verdad

Alfa y Omega

La migración es una realidad que acompaña a la humanidad desde siempre. Hasta el mismo Dios tuvo que huir de su patria porque lo querían matar cuando solo era un niño. Aquel viaje a Egipto se replica hoy en diversas fronteras: en la que separa España y Marruecos en Melilla o México y Estados Unidos en Ciudad Juárez, entre otras muchas. Lugares hoy sombríos porque están en cuestión los derechos humanos, donde se coloca la seguridad por encima de las personas, donde mueren y desaparecen demasiadas cada año. Y todo ello con una cierta indiferencia de quienes estamos en el lado próspero de la valla, la línea o el mar, como recuerda constantemente el Papa Francisco. Y hacen falta periodistas que lo cuenten y espacios para contarlo.

Por eso, la pregunta que encabeza este editorial y que dio título a una de las mesas del VI Congreso de Periodismo de Migraciones, organizado en Mérida por la Fundación porCausa y en el que participó Alfa y Omega, es bien pertinente. Cabe, pero, como dice el periodista Fernando González Gonzo, «con planos generales, con pateras llenas de gente, con chavales colgados en una valla». Y, por eso, el reto es cambiar la narrativa y acercar las cámaras y el oído para contar la verdad. Como lo han hecho Álvaro Hernández y Thimbo Sam, que viajaron a Senegal para narrar la vida del segundo en un documental. O Rocío Gallegos, directora de La Verdad Juárez, a la que pueden leer en este número, que no solo ha contado las historias de los migrantes que murieron calcinados en un centro de detención para migrantes en Ciudad Juárez, sino que también ha denunciado la corrupción. O la alianza de grandes medios que reveló la verdad de la tragedia de Melilla.

«Se lea o no, la obligación es estar», dice Lucila Rodríguez-Alarcón, directora del citado congreso. Hay esperanza, la legión de periodistas que se encontró en Mérida da fe de ello.