«Veo avances en el ecumenismo que hace 30 años no habríamos creído»

Pastor luterano en Madrid: «Veo avances en el ecumenismo que hace 30 años no habríamos creído»

Ramiro Arroyo es uno de los pastores de la Iglesia evangélica de habla inglesa de Madrid, que reúne a protestantes de distintas confesiones. Predicará en la catedral de la Almudena este jueves 25 de enero, durante la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

María Martínez López
Ramiro Arroyo, pastor luterano, y su compañera presbiteriana. Ecumenismo
Arroyo, con Melanie Mitchell, pastora de la Iglesia evangélica de habla inglesa de Madrid. Foto cedida por Ramiro Arroyo.

Para promover el ecumenismo lo primero es conocerse. ¿Qué es la Community Church?
En español se llama la Iglesia evangélica de habla inglesa, una comunidad que acepta a miembros de todas las denominaciones; también católicos. El único requisito es creer en Cristo y hablar inglés. Acabamos de cumplir los 53 años. Nuestro fundador fue el pastor Thomas Goslin, un norteamericano que vino a España a dar clases. Eran años difíciles en España; y más para un protestante, en medio de la dominación total de la Iglesia católica romana. Goslin, junto con el pastor de la Iglesia evangélica española (IEE), Luis Poveda, y el sacerdote católico Julián García, fundador de las Misioneras de la Unidad y un visionario, vieron que había que hacer algo por los protestantes angloparlantes que no tenían donde congregarse.

Comenzaron en el colegio Juan Valdés. Al crecer, empezaron a tener que pedir autorización. Les daban permiso domingo a domingo, con un límite de personas. Si lo superaban les podían clausurar el permiso o llevarlos presos. Así que los cultos eran por invitación.

¿Cuándo lograron una situación más estable?
A los dos o tres años salieron del colegio y buscaron ser aprobados como iglesia. Pero decidieron no comprar un edificio. Estaban hartos de que todo el concepto de iglesia girara en torno a eso. La gente piensa que la Iglesia es el edificio, pero no es así: es la gente. Nos consideramos una Iglesia «sin paredes». Nos congregamos en distintos lugares, prestados o alquilados. Todos los fondos van destinados a nuestra labor.

En Madrid ya había una parroquia anglicana de habla inglesa y estaba la IEE. ¿No habría sido más lógico ser una comunidad angloparlante dentro de ella?
Así nació. Pero los postulados han ido cambiando radicalmente y hace más de 20 años se separó de la IEE. Pero seguimos trabajando en conjunto con ellos. Sí estamos en la Federación de Entidades Evangélicas de España (FEREDE). Ahora la IEE también tiene una comunidad angloparlante, pero no está en Madrid.

Usted no es angloparlante. ¿Cómo llega a ser pastor de esta comunidad?
Soy ecuatoriano de origen y de nacionalidad española. Trabajé muchos años en la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Luego me convertí al luteranismo. Hace 15 años me ordené como pastor y formo parte de la Federación Luterana Mundial. Mi familia como tal pertenece a la comunidad luterana alemana, porque mi mujer es alemana. Pero hace cinco años se abrió una vacante en la Community Church. Me presenté y me contrataron a tiempo parcial. Siempre buscan pastores de alguna de las iglesias protestantes históricas. Por ejemplo la otra pastora, Melanie Mitchell, es presbiteriana. A un católico le puede resultar difícil de entender esto. Pero los luteranos no tenemos una estructura jerárquica. El obispo no es mi jefe.

¿Cómo es su comunidad?
Unas 150 familias son miembros permanentes. Luego hay otras 150 personas aproximadamente que están temporalmente en Madrid. En un culto normal puede haber 60 personas; en Pascua o Navidad, 200. La mayoría de los norteamericanos son metodistas o presbiterianos. Hay algunos episcopalianos del Reino Unido, y suizos calvinistas. Tenemos luteranos alemanes que hablan inglés por sus cónyuges.

Además, en torno a una cuarta parte de los miembros es gente que no tiene una iglesia determinada, o incluso ni siquiera está bautizada. Tienen una cierta formación de su familia, o llegan por curiosidad, les gusta y piden formarse y el Bautismo. En ese caso no los bautizamos dentro de ninguna iglesia, sino nada más como cristianos. Y como el oficiante soy yo, con aval de una comunidad histórica, es aceptado por todos.

Por lo que dice, debe de haber bastantes familias mixtas en lo cultural o lo religioso.
Aquí surge un tema que tenemos que trabajar más, porque la realidad ha cambiado: antes venían familias enteras de otros países en misión diplomática; pero ahora las delegaciones están optando por personas que hablan inglés nativo pero ya residen aquí. Eso hace que antes tuviéramos familias enteras que hablaban inglés, y ahora sean mixtas y la mayoría también hable español. Por eso en la parroquia evangélica de lengua alemana predico en español los últimos domingos de mes.

¿Cómo es el día a día en una comunidad que reúne distintas confesiones?
Seguimos una liturgia que tiene mucho sincretismo, con un ordenamiento muy bonito. Reconozco que a mí, que venía del catolicismo y luego de una escuela luterana tradicional, me ha costado acostumbrarme. Pero he aprendido mucho. Por ejemplo, la otra pastora celebra con ropa de calle. A mí me fue difícil despojarme de llevar las vestiduras litúrgicas los domingos. Y lo dije: que estaba aprendiendo pero me costaba, y que si estábamos abiertos a todo tenían también que respetar mi dolor. Entonces se decidió que el primer domingo se celebrara con ropa litúrgica.

¿Y a la hora de dar formación? ¿Cómo se da catequesis si un catequista luterano y el otro calvinista y tienen, por ejemplo, niños metodistas?
Tratando de encontrar puntos comunes. No es fácil, porque unos tienen más formación que otros. Unos tienen ministerio más light, otros más intelectual, otros más de acción social. Lo difícil es encontrar el equilibrio. Cristo era todo eso y él es el único y sumo pastor y sacerdote.

¿Qué significa para usted predicar en la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la catedral católica?
No merezco un honor tan grande. Pero me emociono al saber que el Señor se vale de gente como yo para decir lo que Él quiere. Me pasó lo mismo como cabeza de la Iglesia luterana en Ecuador, cuando se cumplieron 500 años de la Reforma en 2017. Jamás me imaginé que presidiría la liturgia en la que la Iglesia luterana le pedía perdón a la católica y viceversa.

Con una trayectoria de implicación en el ecumenismo como la suya, ¿cómo vive la realidad de separación y diálogo entre cristianos?
La separación con dolor, con una llamada a la acción y a la generosidad y con esperanza. Veo cosas que hace 30 años ni siquiera hubiéramos podido creer, como este intercambio de púlpitos [predicar en un templo de otra confesión, N. d. R.]. O el aceptar recíprocamente el Bautismo, que venga un católico a casarse en mi comunidad y traiga una fe de Bautismo y a mí me sirva. O el acuerdo de todas las Iglesias —y ahora sí son todas, algo que digo con ilusión— sobre la justificación, que es la base del luteranismo.

¿Hacia dónde se podría avanzar en el ecumenismo?
Tanto en las Iglesias protestantes como en la católica se encuentran diferencias por la formación. Pero cuando esta sigue una línea sana y pegada al mensaje evangélico recto y sin distorsiones, es posible el diálogo. Si hablamos de grupos fuera de esa línea evangélica recta, no es posible. No es que no sea posible amarlos; todos son susceptibles de ser amados. Pero el ecumenismo es más que amor: es amor con acción y con el propósito de llegar a acuerdos importantes. Eso solo es posible cuando nos reconocemos hermanos de la misma madre, el mismo Padre y el mismo Evangelio.

Por otro lado, no podemos poner por encima del mandato de Cristo de ser uno el dogma del ser humano. El dogma tiene una base teológica pero también histórica. La teológica es irrenunciable pero la histórica es modificable. Y por último, en los foros ecuménicos lo que tenemos que hacer es no ir a ver qué nos separa sino qué nos une, qué podemos hacer para unirnos más. El ámbito social y de solidaridad es el primer paso.

En la Community Church ya tienen experiencia de convivencia y una especie de ecumenismo entre confesiones. ¿Participan mucho en los actos de esta semana?
No quisiera decirlo así pero creo que fui el pionero. Antes, había un sentimiento de ecumenismo ad intra, entre protestantes. Cuando llegué con esa visión de ecumenismo hacia fuera al principio no me entendían. Iba yo solo a los actos. Pero después de un par de años fue calando y la gente ha ido viendo la importancia de estar; de hablar si algo no te gusta y, luego, de escuchar tú al hermano. Ahora mis hermanos sí vienen, y hasta participan en el encuentro de coros.